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CIUDAD DE MÉXICO 13-Mar .- En el teatro como en sus novelas, a Dario Fo le interesaba el otro lado de la historia, personajes que sufren los avatares históricos.

En su última novela El campeón prohibido (Siruela) el Nobel de Literatura 1997 reconstruye la historia olvidada del boxeador Johann Trollmann, campeón de los pesos semipesados en Alemania en 1933, acosado hasta la muerte por el Tercer Reich por ser gitano.

El esqueleto de la novela es histórico. Fo se apoyó en las investigaciones hechas por Paolo Cagna Ninchi y Jana Pavlovic, una pareja de activistas de los derechos de los gitanos y editores de un libro en alemán que descubrió la historia del boxeador apodado “Rukeli” (El árbol), perteneciente al pueblo sinti que también sufrió la persecución nazi.

“Una tragedia que no pierde de vista el lado luminoso de la vida. Una tragicomedia, quizá”, define el traductor Carlos Gumpert.

Trollmann (1907-1943) empezó a boxear desde niño. De inigualable estilo, un boxeador moderno que hubiera podido anticiparse a Muhammad Ali –arriesga Gumpert. Un campeón al que, a partir de 1933, se le impide pelear. Al que los nazis llamaban despectivamente “el púgil bailarín” y los diarios alemanes lo acusaban de no ser suficientemente alemán.

Despojado de su cinturón de los pesos semipesados por “conducta inapropiada” y “mal boxeo”, Trollmann es advertido que debe abandonar su estilo de boxeo y le prohiben moverse en el ring. Aparece en la siguiente pelea con el pelo teñido de rubio y el cuerpo cubierto de harina. Una caricatura del ario. Un desafío.

“Tal y como lo cuenta Fo, puede ser casi un rasgo juglaresco”, dice. “Lo veo como un juglar medieval que cuenta una historia a un pequeño grupo en la plaza. Sus novelas están escritas en un estilo muy oral, en el que parece que más que la historia, somos oyente y espectador. Escuchamos a Dario Fo contar una historia”.

Fue difícil, admite, encontrar ese tono de narración oral, aparentemente ligero pero pleno de recursos escénicos y vocales del dramaturgo italiano, mantener el equilibrio entre trágico y cómico conseguido en sus novelas anteriores Lucrecia Borgia, La hija del Papa y Hay un rey loco en Dinamarca.

Gumpert tomó la estafeta como traductor de Fo a la muerte de Carla Matteini –no sin que el Nobel de Literatura pidiera examinar su currículum, que incluye serlo también de autores como Antonio Tabucchi e Italo Calvino.

Trollmann tuvo la oportunidad de abandonar Alemania cuando un manager le ofreció ir a Estados Unidos. Pero no quiso. Al quedarse en Alemania aceptó divorciarse para proteger a su familia; fue esterilizado, enviado a pelear al frente ruso y, finalmente, preso en un campo de concentración.

El boxeador cumple un último acto de dignidad. Pelea contra un kapo y no se deja vencer. Una victoria que le costará cara. Entre las varias versiones sobre su muerte, Fo se decantó por la que parece la más aceptada: una venganza premeditada, a manos del kapo humillado.

“Estos personajes, víctimas de la historia, revelan, al mismo tiempo, toda la dignidad del ser humano”.

La portada es obra del propio Fo, fallecido a los 90 años. Combinó en sus últimos años la novela y la pintura. Lucrecia Borgia, por ejemplo, iba acompañada de algunas de sus pinturas. Y en El boxeador prohibido incluyó varias ilustraciones en un apéndice.

“Es una curiosa mezcla, también en eso es original: combinar narración y pintura en un mismo autor”.