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La colombiana Amparo Navarrete se ha convertido en la mentora de cientos de jóvenes que han llegado a ella en su búsqueda del camino para convertirse en exitosos profesionales, por lo que la llaman el "ángel de los estudiantes". Navarrete, considerada en enero pasado una de las cien figuras colombianas en el exterior más destacados para este año 2014, aseguró en entrevista con Efe que lo mejor de su experiencia como mujer inmigrante es poder enseñarle a otras personas que en este país sí puede lograr cualquier cosa que se propongan.
La colombiana Amparo Navarrete se ha convertido en la mentora de cientos de jóvenes que han llegado a ella en su búsqueda del camino para convertirse en exitosos profesionales, por lo que la llaman el “ángel de los estudiantes”. Navarrete, considerada en enero pasado una de las cien figuras colombianas en el exterior más destacados para este año 2014, aseguró en entrevista con Efe que lo mejor de su experiencia como mujer inmigrante es poder enseñarle a otras personas que en este país sí puede lograr cualquier cosa que se propongan.
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Prairie View (TX), 14 feb (EFEUSA).- La colombiana Amparo Navarrete se ha convertido en la mentora de cientos de jóvenes que han llegado a ella en su búsqueda del camino para convertirse en exitosos profesionales, por lo que la llaman el “ángel de los estudiantes”.

Navarrete, considerada en enero pasado una de las cien figuras colombianas en el exterior más destacados para este año 2014, aseguró en entrevista con Efe que lo mejor de su experiencia como mujer inmigrante es poder enseñarle a otras personas que en este país sí puede lograr cualquier cosa que se propongan.

Residente en Estados Unidos desde hace 37 años, Navarrete es querida y admirada por su carácter generoso y espontáneo entre las familias latinas, que destacan su gran compromiso con los estudiantes, no solo locales sino extranjeros, ya que para ella la educación no tiene fronteras.

Su filosofía de vida es ayudar a que otros hagan realidad sus sueños a través de la educación, porque así se pueden superar las barreras que se levantan ante la falta de conocimientos.

“No quiero ver padecer a mi gente, y la ignorancia hace que las personas sufran y se sientan inseguras de sí mismas”, dijo en referencia a las cifras de deserción escolar de hispanos en el país.

“Nos metemos en una jaula de grandes rejas, las cuales debemos empezar a bajar para poder volar. Lo que yo hago es hacer que cada uno abra esa puerta y vuele”, apuntó.

Cuando llegó en 1973 a Nueva Jersey tenía la idea de empezar a estudiar pronto, pero, explicó, se estrelló con otra realidad: los fondos que le había prometido su padre para poder estudiar no existían, por lo que decidió trabajar en una fábrica pegando botones para reunir el dinero suficiente para pagar la matrícula de Administración de Empresas y Literatura Medieval.

Su primer trabajo como graduada fue de administradora en un banco, allí supo que, con educación y tenacidad, podía llegar lejos: “La educación te quita el miedo y la gente que no tiene miedo llega a donde quiera, pero tienes que aprender y ser tenaz”.

Años después, cuando se casó y nació su hija, la familia decidió trasladarse a Texas, donde inició su trabajo comunitario.

“En esa época yo llegué a un pueblo de 2.500 habitantes donde se suponía que no había hispanos, pero yo empecé a buscarlos y los reuní para darles clases de inglés en un parque a la sombra de un árbol, porque en un parque no se paga renta y el baño es gratis”, recordó Amparo.

Y aunque era invierno y hacía frío, continuó con su labor hasta que un día un hombre que pasaba por allí le ofreció ayuda.

“Yo le conté que estaba enseñándoles a hablar inglés y un poco de cultura anglosajona, porque si estaban en este país necesitaban aprenderlo, por lo que él se fascinó y ofreció pagar la renta de un tráiler durante un año”, relató Navarrete, que contó que ahí empezó su labor con los estudiantes en Texas.

Durante estos años, ella dice que su interés ha sido “plantar semilleros de líderes” con inmigrantes de México, Guatemala, El Salvador, Panamá, Colombia, Venezuela, Perú, y Ecuador.

Por eso es tan conocida entre las familias hispanas, quienes se pasan de una a otra su número telefónico en busca de ayuda para que sus hijos puedan entrar a la universidad.

Actualmente Amparo es coordinadora del programa de reclutamiento de la universidad Prairie View, de Texas, donde promueve la diversidad étnica e integración cultural de sus alumnos.

Para esta colombiana, la autoestima de un inmigrante sufre daños en su proceso de adaptación si no está preparado.

“Un ser humano decae cuando llega nuevo a un lugar desconocido, sin familia, sin conexiones y sin idioma, pero nosotros, como latinos, tenemos un gran espíritu y siempre encontramos la manera de aprender, porque somos personas que queremos surgir y tenemos todo el potencial para hacerlo, yo simplemente les ayudo a encontrarse”, opinó. EFEUSA