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El barrio latino de Pilsen atrae a una nueva generación de jóvenes “hipsters”

La bióloga puertorriqueña Zorayda Ortiz muestra un bote de su línea de perfumes "La 18", que rinde un homenaje barrio hispano Pilsen, de Chicago.
La bióloga puertorriqueña Zorayda Ortiz muestra un bote de su línea de perfumes “La 18”, que rinde un homenaje barrio hispano Pilsen, de Chicago.
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Chicago (IL), 7 ago (EFEUSA).- Los jóvenes anglosajones son los nuevos vecinos del populoso barrio latino de Pilsen, en Chicago, que ahora se está transformando en el lugar de recreo y vivienda de esta nueva generación de “hipsters”.

La estampa de un día normal en el barrio de Pilsen está compuesta por el contraste entre los hispanos de edad avanzada, sentados en las bancas ubicadas en las esquinas de la Calle 18, mientras decenas de jóvenes estadounidense caminan, celular en mano, y otros tantos pasean en bicicleta.

En apariencia todo es normal, pero sólo quien ha conocido este barrio obrero desde hace años es capaz de percibir las diferencias que poco a poco están borrando la esencia que durante décadas ha caracterizado a este barrio latino.

La revalorización del mercado mobiliario en Pilsen se debe principalmente a la llegada de gente joven, una nueva población que en su mayoría está compuesta de jóvenes blancos, muchos de ellos estudiantes universitarios o artistas que ha dado lugar a la apertura de un gran número de negocios.

Según las estadísticas del censo, en apenas una década la población latina de Pilsen disminuyó siete puntos porcentuales y en 2010 era del 82 %, que se vio acompañada por un aumento del 50 % de vecinos de otras etnias en ese mismo periodo de tiempo.

Este fenómeno ha provocado opiniones críticas como la de Miguel Del Toral, un estudiante de medicina que busca la manera de prevenir que la gente mexicana abandone este barrio y proporcionar “casas asequibles” a los latinos. Para ello organiza reuniones vecinales en un café de la zona en las que analizan la forma de enfrentar esta situación.

Mientras encuentran una solución, los antiguos edificios están siendo demolidos para construir condominios en los que la gente trabajadora no tiene medios para comprar ni rentar, con precios que oscilan entre 800 y 1.200 dólares, comentó, preocupado, Del Toral.

Aparte de las altas rentas para sus cortos salarios, su salida del barrio se ha visto provocada por el alza en los impuestos de propiedad, las inspecciones a las viviendas y la amenaza de las violaciones al código de la ciudad, que en ocasiones causa el cierre de los negocios.

María Sánchez, propietaria de un salón de belleza en el corazón de Pilsen, explicó a Efe que un día un inspector le notificó de ocho violaciones en el edificio donde tiene su negocio. Afortunadamente, ella pudo arreglar las supuestas vulneraciones a la normativa local, pero hay otros hispanos que no tienen los recursos necesarios para afrontar estas mejoras.

Todo ello contribuye a este fenómeno de “gentrificación”, que da lugar a la apertura de nuevos negocios como boutiques, restaurantes y cafés por jóvenes anglosajones, lo que lleva además al cierre de negocios hispanos como el grupo comunitario Casa Aztlán, que cerró sus puertas tras 35 años de lucha por la comunidad.

Pero no todo son críticas a este movimiento; para Soledad Hernández, agente de bienes raíces, que llegue gente joven a la comunidad para iniciar sus carreras y negocios es algo “positivo”.

Aunque para Sánchez, los “jóvenes hipsters” no aportan nada a los negocios hispanos y, en cambio, su llegada está llevando a muchos de sus habitantes a cambiar Pilsen por otros barrios en los que se puedan permitir la renta.

Este barrio está sufriendo sin duda una transformación económica y social, pero otro líder de esta área, Nelson Soza, director ejecutivo del grupo Alianza de Pilsen, consideró que “en el aspecto cultural, Pilsen no ha sido reemplazado” y la cultura mexicana “sigue muy viva”.

Su organización dirige la campaña “Pilsen no está de venta”, que busca concienciar a los vecinos hispanos para que no traspasen sus casas y apartamentos y permanezcan en Pilsen, pues Soza, apuntó, “el valor de este barrio está por arriba (del valor) de la propiedad”. EFEUSA