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Las promesa de una reforma migratoria ha provocado un repentino incremento en la inmigración de menores que al cruzar la frontera necesitan ayuda legal que grupos de abogados, coordinados por religiosos, tratan de dar.

“Las familias buscan ingresarlos al país antes de que se apruebe la reforma con la esperanza de que sean incluidos en cualquier apartado que contemple la legalización de los indocumentados”, dijo a Efe Lilliane Alam, directora de la organización no lucrativa Las Américas, que atiende a la comunidad inmigrante en El paso.

Alam, quien pertenece a la orden religiosa de las Franciscanas Misioneras de María (FMM), indicó que en los últimos tres años ha aumentado en más del 300 por ciento el número de menores que llegan a los albergues tras ser detenidos por la Patrulla Fronteriza.

Tan sólo en El Paso, el número anual de niños indocumentados en su mayoría centroamericanos atendidos por Las Américas, subió de 700 a 900 en los últimos dos años, sostuvo.

“Estos niños llegan desesperados por reunirse con la madre o el padre que partió de su tierra hace años y a los que apenas conocen”, dijo la religiosa, quien señaló que cada uno de ellos representa una historia de dolor y, en la mayoría de los casos, de abusos.

Alam narró el caso de un pequeño de siete años que al ser entrevistado por los abogados manifestó su preocupación de que su madre no lo reconociera.

“Llegan con miedo al rechazo y mucha amargura de haber tenido que exponerse al abuso y al hambre para reunirse con los padres que los dejaron atrás con familiares, e incluso conocidos”, sostuvo.

Aseguró que actualmente agrupaciones dirigidas por religiosos se han unido para, con ayuda de abogados pro bono y otros pagados con donativos, proporcionar asistencia legal para detener la deportación de niños como sea posible.

Adicionalmente, preocupa que los menores que llegan de países como El Salvador, Honduras o Nicaragua, son cada vez mas jóvenes.

“Tenemos el caso de un niño de 18 meses que hizo el viaje a cargo de su tío, de 11 años, para reunirse con su madre, quien cuenta con un permiso de trabajo en Estados Unidos pero que no tiene las vías legales para regularizarlo”, indicó.

De acuerdo con la religiosa, el 70 por ciento de los niños que llega al país logra reunirse con un familiar en EEUU, y el resto regresa a su país sin haber visto al padre o la madre que vinieron a buscar.

“Son casos desgarradores”, dijo Alam, quien recordó que una deportación cancela toda posibilidad de que el menor pueda regularizar su estatus migratorio en el futuro.

Aquellos que son deportados lo hacen en condiciones peores a cuando iniciaron el viaje, ya que muchos han sido víctimas de abusos psicológicos, físicos e incluso sexuales.

La religiosa, originaria de Líbano y quien llegó a la ciudad fronteriza hace seis años, dijo que el Departamento de Justicia de EEUU asignó un fondo para que el Servicio para Inmigrantes y Refugiados de la Diócesis de El Paso se una al esfuerzo en favor de los menores indocumentados.

“A pesar de ello, los fondos para pagar por la representación legal de estos niños son insuficientes”, manifestó la religiosa, que se ha dado a la tarea de solicitar fondos a través de su sitio electrónico www.las-americas.org.

“Nuestro reto es obtener los fondos para luchar por una visa para cada uno de los niños que salen de sus hogares con el sueño de poder vivir su niñez al lado de su madre”, finalizó.EFE