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Naciones Unidas, 27 ene (EFE).- Alrededor de medio millón de personas en Siria están en ciudades sitiadas y podrían estar quedándose sin alimentos o haberlo hecho ya, según advirtió hoy Naciones Unidas.

La organización calcula que en el país hay 18 localidades asediadas por distintas fuerzas en las que la población, unos 500.000 habitantes, están “completamente bloqueados (del acceso) a comida y otra asistencia humanitaria crucial”.

“En muchas de esas áreas, la gente se está quedando sin alimentos o puede que ya no dispongan de ellos. Simplemente no sabemos. Es sólo cuestión de tiempo que las brutales imágenes que hemos visto en las últimas semanas vuelvan a llegar a nuestras pantallas”, dijo Ertharin Cousin, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos de la ONU.

Cousin compareció ante el Consejo de Seguridad en el enésimo debate sobre la situación humanitaria en Siria, que según todos los especialistas de Naciones Unidas no hace más que empeorar.

“Más de 4,5 millones de personas están atrapadas en lugares sitiados o de difícil acceso y nuestro análisis de seguridad alimentaria sugiere que 2,5 millones están en grave inseguridad alimentaria”, explicó.

Según aseguró, el Programa Mundial de Alimentos recibe a diario informaciones de falta de comida y agua, de malnutrición grave y de muertes en diversos puntos del país.

Casi la mitad de la población sitiada, unas 200.000 personas, se encuentran en la ciudad de Deir ez Zor, atacada por los yihadistas del Estado Islámico (EI) en julio de 2014 y a la que las organizaciones humanitarias llevan prácticamente sin acceso desde mayo del año pasado.

Junto a Cousin intervino ante el Consejo de Seguridad el responsable de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, Stephen O’Brien, quien denunció el deterioro continuo de la situación en Siria.

“Cada vez que pensamos que hemos alcanzado el punto más bajo de sufrimiento humano en esta crisis, éste sigue hundiéndose delante de nuestros ojos”, lamentó, poniendo como ejemplo la situación encontrada recientemente al lograr acceso a la ciudad de Madaya, sitiada por fuerzas gubernamentales.

De la localidad han sido evacuadas 37 personas para recibir tratamiento médico, pero muchos más necesitan asistencia sobre el terreno, dijo O’Brien.

La población de la ciudad estuvo meses sin acceso a ayuda y numerosas personas han muerto o sufren de malnutrición grave, según la ONU.

“Siendo honesto, la situación en Madaya es solo la punta del iceberg. Más y más gente está en áreas bajo asedio o de difícil acceso”, recordó.

En declaraciones a los periodistas poco después, O’Brien defendió que el inicio este viernes de las conversaciones de paz sobre Siria plantea una “oportunidad para encontrar soluciones que reduzcan el sufrimiento” de la población y llamó a no desaprovecharla.

A puerta cerrada, los miembros del Consejo de Seguridad hablaron de un mecanismo de alerta temprana que permita “evitar nuevas Madayas”, según explicó tras la reunión el embajador español, Román Oyarzun, cuyo país es uno de los responsables del expediente humanitario sobre Siria.

También analizaron dos propuestas para mejorar el acceso humanitario, que pasan por garantizar que el Gobierno sirio nunca tarde más de 90 días en responder a las solicitudes de los servicios humanitarios de la ONU y que el Consejo de Seguridad los respalde para mejorar la efectividad sobre el terreno, dijo.

A 48 horas del inicio de las negociaciones de paz en Ginebra, Oyarzun defendió la necesidad de que las partes del conflicto respeten la ley humanitaria y que se detengan “ahora” los ataques aéreos.

Mientras, la embajadora estadounidense, Samantha Power, reclamó a los países que tienen influencia sobre Damasco a presionar para que se levanten los sitios de ciudades.

Según dijo, 15 de las 18 ciudades asediadas lo están por fuerzas del Gobierno. EFE