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Fotografía hoy, martes 10 de noviembre de 2015, del sitio de un ataque armado donde seis personas, incluidos dos niños, murieron en un ataque armado en la comunidad de Tetitlán de la Lima, del municipio de Chilapa, en sur de México. Entre las víctimas hay dos menores de edad, su madre y dos hombres más, todos familiares de Silvestre Carreto González, extitular de Seguridad Pública del municipio de Chilapa de Álvarez, dijo a Efe una fuente de la Fiscalía de Guerrero. La sexta víctima presuntamente fue atropellada cuando los atacantes huían del poblado de Tetitlán de la Lima la tarde del lunes.
Fotografía hoy, martes 10 de noviembre de 2015, del sitio de un ataque armado donde seis personas, incluidos dos niños, murieron en un ataque armado en la comunidad de Tetitlán de la Lima, del municipio de Chilapa, en sur de México. Entre las víctimas hay dos menores de edad, su madre y dos hombres más, todos familiares de Silvestre Carreto González, extitular de Seguridad Pública del municipio de Chilapa de Álvarez, dijo a Efe una fuente de la Fiscalía de Guerrero. La sexta víctima presuntamente fue atropellada cuando los atacantes huían del poblado de Tetitlán de la Lima la tarde del lunes.
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México, 10 nov (EFEusa).- La violencia del crimen organizado azota de nuevo al estado mexicano de Guerrero, sumando en los dos últimos días más de una veintena de fallecidos al negro balance de una de las zonas más peligrosas del país y marcando las primeras semanas del nuevo gobernador, Héctor Astudillo.

Seis personas, entre ellos dos niños, murieron el lunes en un ataque armado perpetrado en el municipio de Chilapa de Álvarez, informaron hoy fuentes de la fiscalía estatal.

Estas víctimas, cinco de ellas familiares de un exdirector de seguridad pública del municipio, se suman a las doce personas que murieron el domingo en un ataque armado durante una pelea de gallos clandestina.

Fue en el municipio de Cuajinicuilapa, en la región de la Costa Chica y limítrofe con el sureño estado de Oaxaca, en un aparente ajuste de cuentas entre miembros del crimen organizado que acabó también con la vida de dos menores de edad.

Fuentes de la fiscalía dijeron a Efe que un grupo armado llegó en varias camionetas y abrió fuego poco después de que comenzara la pelea de gallos.

Además, en el puerto de Acapulco al menos siete hombres fueron asesinados a tiros en las últimas horas, tal y como recogen medios locales, recrudeciendo la ola de violencia que ha sacudido en los últimos meses a esta ciudad turística.

Estas muertes, al parecer relacionadas con el crimen organizado, vuelven a poner de manifiesto la frágil seguridad en Guerrero, una región marcada por la tragedia de Iguala, en la que fallecieron seis personas y desaparecieron 43 estudiantes a mano de policías corruptos y miembros de un cártel de las drogas.

Chilapa, disputado por dos grupos antagónicos, Los Ardillos y Los Rojos, es un municipio estratégico para el narcotráfico al ser la única ruta disponible para sacar la amapola que se cultiva en la montaña de Guerrero.

El ataque del lunes se produjo cuando familiares de Silvestre Carreto González, extitular de Seguridad Pública del municipio de Chilapa de Álvarez, viajaban en un taxi hacia el poblado de Tetitlán de Lima.

Se vieron obligados a entrar en un camino de tierra y, tras intentar huir a pie, fueron atacados a tiros. Todos murieron, incluido un niño de un año y una niña de siete.

El fiscal estatal, Miguel Ángel Godínez, aseveró hoy que el ataque está relacionado con “el trabajo que desempeñaba Carreto González” en Chilapa, su “entorno social” y su “modo de vida”.

Añadió que lo están buscando “porque necesitamos presentarlo al Ministerio Público para que declare” sobre todo lo que ha pasado en los últimos días.

Apenas el 3 de noviembre pasado fue asesinado a tiros Alberto Carreto Cuevas, hijo de Silvestre Carreto, en Ahuihuiyuco, y a inicios de mayo, en el marco de unos comicios que también tiñeron de sangre el estado, asesinaron al candidato a la alcaldía de Chilapa del Partido Revolucionario Institucional (PRI) Ulises Fabián.

Ese mismo mes los habitantes de la región denunciaron la desaparición de 16 personas, después de que el municipio fue ocupado durante varios días por grupos de civiles armados que se identificaron como policías comunitarios.

El recrudecimiento de la violencia se produce solo tres semanas después de Héctor Astudillo, del oficialista PRI, asumiera como gobernador de Guerrero, un estado que en la última década estuvo en manos del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Al asumir el poder, el nuevo gobernador apeló a la unidad y al diálogo para buscar la paz del estado y anunció un reforzamiento de la presencia de fuerzas federales en el estado y el impulso a la Policía única, para hacer frente a la creciente ola de violencia.

Al respecto, el secretario mexicano de Gobernación (Interior), Miguel Ángel Osorio, declaró hoy a periodistas que las anteriores autoridades de Guerrero “no formaron instituciones, no formaron nuevos policías, no los capacitaron, no había controles de confianza”.

“Entonces, era muy difícil tomar la acción que le correspondía al Gobierno del estado, y se lo dijimos al gobernador (Ángel) Aguirre y se lo dijimos al gobernador interino (Rogelio Ortega), se los dijimos a sus secretarios de seguridad, tenían que formar sus propias instituciones”, expuso.

“Hoy son las consecuencias las que se están sufriendo en Guerrero, y más que lamentar lo que tenemos que hacer es tomar acciones”, acotó.

En 2014 se registraron 1.719 homicidios en Guerrero, según cifras preliminares del instituto de estadísticas del país, lo que representa una tasa de 48 homicidios por cada 100.000 habitantes, la más alta del país. EFEUSA