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Tucson (AZ), 20 nov (EFEUSA).- Los tiempos en los que las 1.954 millas de frontera entre México y Estados Unidos se vigilaban por agentes con prismáticos están llegando a su fin, y en la actualidad la línea divisora se patrulla en gran medida a más de 20.000 pies de altura con aviones no tripulados y helicópteros.

Con la aparición de las nuevas tecnologías, la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por su sigla en inglés) decidió vigilar la frontera sur con drones y helicópteros Blackhawk y A-Estar operados por agentes de la Oficina de Aire y Marina (OAM).

Esta agencia de CBP apoya a la Patrulla Fronteriza desde el aire con drones de diez millones de dólares y equipados con un radar de última tecnología capaz de detectar la mínima actividad ilegal en tierra.

Su función, combatir el tráfico ilícito y encontrar nuevas rutas usadas por carteles de narcotráfico y contrabando humano.

Las aeronaves no tripuladas, que parten de la Base Militar de Fort Huachuca en Sierra Vista (Arizona) y de Corpus Christi (Texas), tienen la capacidad de volar durante más de 12 horas seguidas con un sólo tanque de combustible y a cientos de millas del piloto.

“A diferencia de la Patrulla Fronteriza nosotros patrullamos la frontera desde el aire. En Tucson tenemos cuatro helicópteros Blackhawk, pero a veces tenemos que moverlos a San Diego, Miami o Nueva York”, explicó a Efe Mickey Hohol, agente de la OAM.

El especialista agregó que utilizan las aeronaves para rescatar inmigrantes en el desierto, hacer persecuciones en apoyo a los agentes en tierra y participar en operativos especiales junto con los equipos de tácticas especiales de la Patrulla Fronteriza (BORTAC).

La flota aérea de OAM apoyó además en cerca de 450 operaciones en las que a los agentes de la división de Búsqueda, Trauma y Rescate de la Patrulla Fronteriza (BORSTAR) ayudaron a inmigrantes que se encontraban en el desierto.

A pesar de la drástica disminución del cruce de inmigrantes indocumentados por la frontera de Arizona registrada en los últimos meses, la flota aérea de OAM es parte esencial en las incautaciones de droga, arrestos y rescates de inmigrantes, según CBP, que también tiene drones en la frontera con Canadá desde 2009.

Desde el inicio de esta estrategia, los drones han volado más de 27.000 horas en ambas fronteras de Estados Unidos y han contribuido en la incautación de más de 7.500 libras de cocaína, 230.500 libras de marihuana y detectado a más de 27.000 movimientos ilícitos en la frontera.

A pesar de estas cifras, los críticos por el uso de los aviones no tripulados consideran que es un gasto innecesario y que genera preocupación en términos de la privacidad de los residentes en la frontera.

“Todo lo que hemos visto de esta tecnología sugiere que no es efectiva y viola alguna privacidad”, dijo hoy a Efe Jay Stanley, analista del Proyecto de políticas, tecnología y privacidad de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU).

El dirigente de esta organización sin fines de lucro denunció que, aunque CBP asegura que “solamente están patrullando la frontera”, extienden la “frontera a cien millas de los límites y allí hay gente que no está cruzando, solamente están en esa área”.

Por su parte, David North, miembro del Centro para Estudios de Inmigración, destacó que estos drones forman parte de una “política pública errónea que enfatiza la vigilancia fronteriza y deja sin cobertura de la ley a las garitas y en el interior del país”.

“Los millones gastados en la flota de aviones no tripulados podrían ser mejor invertidos en más inspectores en los puertos de entrada para agilizar el ingreso de personas”, opinó.

North agregó que un drone juega un rol importante para obtener información, algunas veces difíciles de obtener de otra manera, pero sólo sirve para eso, mientras que un agente fronterizo puede obtener información y actuar al mismo tiempo. EFEUSA