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Chicago (IL), 20 nov (EFEUSA).- Inmigrantes y activistas reunidos hoy en el centro comunitario Casa Michoacán de Chicago estallaron en vítores y corearon “Sí, se puede” cuando el presidente Obama anunció el alivio migratorio, pero para muchos la victoria tuvo un sabor agridulce.

“Por un lado estoy feliz”, declaró María Florez, quien podría ampararse en la acción diferida al tener más de 20 años de residencia en los Estados Unidos e hijos ciudadanos.

Sin embargo, también dijo sentir cierta tristeza por las personas que no van a recibir amparo migratorio después de esperar tanto tiempo.

El centro, ubicado en el barrio Pilsen de Chicago, estuvo repleto de personas que concurrieron a ver el anuncio realizado por el presidente sobre sus medidas ejecutivas.

Oscar Robles, que logró recientemente aplazar hasta marzo una orden de deportación en su contra, confió en que ahora podría quedarse en el país porque tiene dos hijos ciudadanos.

“Además, he pagado impuestos, no tengo antecedentes criminales y con mi familia somos activos en nuestra parroquia”, agregó.

Por su parte, Nerissa Alegretti, coordinadora de la Alianza Nacional Filipina en el Medio Oeste, opinó que los decretos presidenciales podrían beneficiar a cerca de un millón de filipinos que viven ilegalmente en los Estados Unidos.

Aunque no se trata de la reforma integral prometida, “igualmente lo de esta noche ha sido histórico y una esperanza para todos los grupos de inmigrantes”, señaló.

La reunión fue organizada por la Coalición de Illinois para los Derechos de Inmigrantes y Refugiados (ICIRR), cuyo director político, Artemio Arreola, prometió que mantendrán la lucha hasta lograr que “todos tengan sus papeles en regla”.

ICIRR ha organizado la campaña “Illinois está listo”, que lanzará el sábado junto al congresista Luis Gutiérrez y el alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, para ayudar a los indocumentados con los papeles necesarios para acogerse a las medidas anunciadas. EFEUSA