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Una característica del ser humano es su capacidad de entrar en un estado mental llamado en inglés “normalcy bias”, lo cual podría traducirse como el prejuicio de la normalidad.

Dicho estado se presenta cuando la gente se ve confrontada con una catástrofe inminente.

La gente tiende a subestimar todo aviso, y por lo tanto, falla en actuar al no prepararse para dicha situación.

Si tal desastre no ha ocurrido nunca antes, la gente encuentra muy difícil poder creer que sucederá realmente.

Las personas solemos interpretar los avisos de este tipo de una forma optimista, y nos sujetamos de cualquier ambigüedad para razonar una situación menos peligrosa.

Un ejemplo desastroso de este efecto sucedió masivamente no hace mucho y causó alrededor de 1836 muertes innecesarias. Tal vez le suenen los nombres Katrina y New Orleáns.

Prejuicio de la normalidad y el clima

Si hablamos de cuestiones ambientales, últimamente se escucha mucho sobre la gran necesidad que tenemos de cuidar el ambiente.

Muchos científicos culpan de cambios drásticos en el ambiente al calentamiento global producido por humanos; mas sin embargo, existen personas que niegan lo dicho apoyándose en el argumento de que la tierra siempre ha pasado por cambios de temperatura cíclicos.

Esto, si bien es verdad, no incluye el hecho de que en el presente, estamos experimentando temperaturas récord. Casualmente, esas temperaturas han sido directamente proporcionales al aumento de gases como el Dióxido de Carbono (CO2) que, como está comprobado, están causando el efecto invernadero.

Estos gases han sido siempre producidos por la naturaleza y ayudan a que la temperatura de la tierra se mantenga estable. Pero desde la revolución industrial, el ser humano ha sumado una gran porción de estos a la atmósfera.

Desde entonces, se han incrementado la superproducción de artículos derivados del petróleo; la generación de energía a través de este y del carbón; la deforestación de bosques; etc., y la consecuencia de ello es que la atmósfera contiene más CO2 del que necesita.

Lo que hoy por hoy está cambiando la temperatura terrestre no es un factor natural; es un factor humano. Y aunque no me gusta ser agorero, mientras no cambie este factor, las consecuencias sobre nuestro hábitat podrían ser desastrosas.

Esta en mí y en usted seguir pretendiendo que no pasa nada, que la normalidad que hemos experimentado hasta hoy seguirá prevaleciendo; o reconocer el peligro inminente provocado por el abuso hacia nuestro propio planeta, y sobre todo; actuar, hacer lo posible para cambiar hábitos de consumo, de gasto de energía y agua innecesarios, y sobre todo, crear consciencia en los demás.

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rmsandoval@live.com

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