En el año 2005, se comenzaron a expedir calcamonías amarillas que permitieran el uso del carril de viaje compartido o “carpool lane” a vehículos híbridos. Esto se hizo para incentivar entre la gente la compra de dichos vehículos y a la vez, ayudar el ambiente.
La duración de dichas calcamonías expira precisamente en el presente mes de julio.
A pesar de que la venta de dichos vehículos se disparó de 85,000 en el 2004 a 600,000 – la cual es la cifra estimada para el presente año -, la consciencia de las masas acerca del uso de combustibles fósiles parece no haber cambiado desde entonces.
La carencia de educación e información a todos niveles al respecto tal vez sea el por qué de la ausencia de dicho cambio.
El otro día me puse a contar el número de camionetas y vagonetas aparcadas en el estacionamiento del trabajo y casi eran el 35% del total de autos, lo cual indica que la gente sigue comprando estos automóviles voluminosos a pesar de su excesivo uso de combustible.
El problema con estos vehículos es que, por su gran tamaño, consumen mucha gasolina de manera innecesaria, esto es, del 30 al 50% adicional de lo que gastaría un vehículo regular.
No todos podemos permitirnos tener automóviles híbridos o vehículos propulsados enteramente por energía eléctrica debido a lo caro que están; pero hay quienes pudiendo comprarlos, desgraciadamente optan por no hacerlo.
Volviendo a lo del precio; estos carros híbridos serán muy amigables con el ambiente, pero no con el bolsillo del consumidor. Y los nuevos carros completamente eléctricos son aun más caros.
En mi opinión, para que tecnologías como estas pudieran ser consideradas como alternativas ambientales reales, deberían hacerse económicamente más accesibles y no únicamente representar un negocio más dentro de nuestra economía como sucede hoy en día.
Si se supone que su uso sería para el beneficio común, entonces ¿por qué ofrecer estos vehículos a precios que parten de los $17,000 dólares?
Mientras que no se cambie la mentalidad de nuestro sistema donde el dinero y las ganancias están encima de todo, el cambio necesario solo será visible en muchas décadas más.
Lo malo es que tal vez no contemos con ese tiempo para actuar.
Las reservas limitadas de petróleo -cuya demanda es mayor cada año-; la inundación ambiental de hidrocarburos; el comportamiento bizarro del clima global; el derretimiento de las capas polares… y múltiples cosas más, nos piden a gritos medidas verdaderamente efectivas para comenzar a controlar estos problemas que, como bola de nieve cuesta abajo, cada día se hacen mayores y mas difíciles de resolver.
El incentivo que representó el dejar usar estos vehículos en carriles compartidos no digo que este de más. Todo lo que pueda hacerse para ayudar al ambiente es bueno, lo que digo es, ¿es esto realmente una solución?
Obviamente no.
Los vehículos híbridos ocuparán los carriles regulares, lo que aumentará el volumen del tráfico en carreteras. Los nuevos vehículos eléctricos ocuparán su lugar en el carril de viaje compartido… aunque posiblemente solo unos cuantos años.
Solo una reestructuración profunda del sistema automovilístico puede ofrecernos un remedio concreto y verdadero.
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