Una de las cosas que me llamó mucho la atención de las pláticas que tengo con mi esposa acerca de sus clases de Desarrollo Infantil fue cuando me relató acerca del comportamiento infantil en la actualidad y la ausencia de curiosidad imaginativa en muchos de los niños.
La imagen hasta ese momento de un padre o madre leyendo una historia a su hijo(a) antes de dormir y del infante recreando en su imaginación la historia narrada por su progenitor era la que yo guardaba en mi mente; pero no tardó en difuminarse a medida en que mi esposa me relatara cómo sus compañeras, al tratar de hacer su trabajo en guarderías y kínderes, contaban historias a los niños solo para encontrarse con preguntas por parte de estos acerca de la credibilidad de la historia a cada paso, o con la simple afirmación de parte de estos: “eso no existe”.
Según una historia del Boston Globe, una investigadora de la Universidad East Anglia en Inglaterra llamada Teresa Belton, leyendo historias para niños de escuela elemental, propuso a los alumnos que escribiesen acerca de algo que desearan. La falta de inspiración que mostraban muchas de las historias le causó sorpresa. “Los cuentos solían ser tediosos y faltos de imaginación, como si los niños restringiesen su forma de pensar. Incluso animándoles a pensar de forma imaginativa, simplemente no sabían como hacerlo”.
La investigadora llegó a la conclusión que la falta de imaginación de los estudiantes se debía a la ausencia de tiempo libre. Cuando les sobraba tiempo, los niños se aburrían fácilmente y preferían ver TV.
No creo que la imaginación de los niños haya desaparecido; mas sin embargo creo que puede estar siendo diezmada con tanto entretenimiento fácil que les proveemos, siendo que el usar la imaginación en generaciones pasadas, era la mayor forma de entretenimiento.
Entretenimiento fácil
Hoy en día, los juguetes de los párvulos ya dejan muy poco a la imaginación, pues hacen todo por sí solos.
Además, no solo la televisión actúa como niñera; sino que también la Internet funge como maestra de la niñez actual.
Y para ilustrar lo dicho, comparto un par de anécdotas.
En cierta ocasión, estando yo comiendo en un restaurante, pude notar como una madre platicaba con su amiga, y para que su pequeña dejara de interrumpirla, le buscó un video en su celular y se lo dio. Así, mientras que su niña observaba impávida, la señora pudo proseguir con su plática tendidamente.
En otra ocasión, pasando por una escuela cercana al lugar donde vivía en Lomita California, me di cuenta que muchos de los niños ya cargaban celular, y varios de ellos interactuaban con los aparatos. Parecían haberse olvidado del juego o de la plática con el amigo.
Estos aparatos se han convertido en algo que luce como indispensable en nuestros días, aunque honestamente, pienso que podríamos prescindir de ellos hasta cierto punto.
Y no es que yo esté en pro del retroceso tecnológico. Pero en cierta manera, me espanta ver el poco control que tiene el padre promedio sobre la información que le llega a sus hijos.
Entretenimiento en abundancia
Los llamados teléfonos inteligentes están a la orden del día. Estos no solo brindan la posibilidad de comunicarse y acortar distancias, ahora son instrumentos que entre videos, programas de TV, redes sociales y juegos, brindan entretenimiento a su portador.
Y mientras que a uno le toma un poco de tiempo acostumbrarse y aprender los trucos y la usanza de dichos gadgets, pareciera ser que los pequeños nacen con una gran aptitud para navegar por la red y aprender a usar rápidamente este tipo de tecnologías.
Una amiga de mi esposa le contaba cómo estando buscando su celular se dio cuenta de que su hija de 5 años, tan inteligente ella, lo había tomado y estaba mirando un video de Youtube en éste.
Muchos padres, sobre todo los hispanos de primera generación, no se dan cuenta de lo que sus hijos ven a través de sus computadoras y celulares. Y algunos ni siquiera se ocupan de supervisar lo que observan en la TV.
Por otro lado, hemos visto una creciente tendencia del gusto infantil por los juegos de video violentos.
Estos últimos no solo entorpecen el proceso imaginativo y creativo, sino que también crean en el menor cierta insensibilidad y propención a la violencia y la irritabilidad. Esto, al final, les genera un aislamiento social que retarda a su vez su desarrollo personal.
Entretenimiento peligroso
Según la agencia noticiosa EFE, “El uso generalizado de celulares y consolas de videojuegos para acceder a las redes sociales incrementa el riesgo de que los niños sean víctimas de abusos como la pornografía infantil.”
El peligro se hace más patente en las llamadas redes sociales, como Facebook, Twitter, etc., por medio de las cuales, adultos y niños de 9 años en adelante, crean perfiles públicos que muestran información y fotos, a los cuales pueden acceder todo tipo de personas, incluyendo pederastas.
La tarea del padre en estos casos debería ser no solo la supervisión, sino la protección de sus hijos al hacer esos perfiles privados y al revisar sus mensajes continuamente.
Usando el entido común
En el mundo actual, muchas cosas son más fáciles gracias a tanto invento que nos permite tener la información a la mano.
Mas me pregunto si no estaremos llevando al extremo de la facilidad el cuidado de nuestros niños. Ellos aun requieren tiempo y atención, y en cambio, les damos entretenimiento a manos llenas.
Tal vez es necesario que nos demos cuenta que el tiempo tarde o temprano cobra la factura de todo aquello que hacemos o dejamos de hacer.
Esas nuevas tecnologías son buenas, sin lugar a duda, pero su uso debe estar controlado por el sentido común y por el criterio de cada quien, los cuales al fin y al cabo, deberían estar enfocados mayormente en el bienestar del niño, no solo en el crearnos tiempo libre.
Mándenos sus comentarios a rmsandoval@live.com
NOTAS RELEVANTES:
