Es claro que nuestra nación esta yendo al límite de lo posible en cuestión de economía, al igual que en cuestión de educación.
Ya sea que las decisiones que se han estado tomando para resolver nuestros problemas presentes sean correctos o no, el problema educativo es algo que había venido dándose mucho antes de que el país entrara en crisis.
Se ha tratado de subir el estándar de lo esperado en cada alumno a través de exámenes especiales que requieren ciertos grados para dar fondos a escuelas, lo cual ha provocado que muchas escuelas enfoquen sus esfuerzos en que los alumnos memoricen las respuestas de dichos exámenes en lugar de seguir el programa regular de estudios para mantener su presupuesto estable.
La solución resultó ser paradójicamente un problema en sí.
El libro Choosing Excellence de John Merrow, periodista y corresponsal de PBS, muestra que “muchas malas decisiones han sido tomadas por la presión de ‘dar cuentas’ abruma el sentido común” de los educadores.
También se han implementado programas como el llamado no child left behind, lo cual se traduciría como ningún niño dejado atrás. Se han re-entrenado maestros en masa para asegurarse que los educadores sean la solución. Hasta ahora todo ha fallado.
Seguimos teniendo una nación con pobres programas educativos y la crisis económica no hace más que ahondar el ya de por sí profundo problema.
Es vergonzoso que un país con mucho más recursos que el promedio dedicados a la educación esté pasando por este bache educacional.
Obama, por su parte, está tratando de hacer frente a este problema que también le fue heredado. Se ha puesto la ambiciosa meta de poner a nuestro país de regreso a la posición número uno nuevamente en términos académicos.
Sinceramente espero que lo logre, aunque con los problemas que ya tiene sobre la mesa, dudo que lo haga.
En lo personal, creo que el problema radica en varios factores y que no hay solución fácil a tal.
Pero también creo que la mediocridad que nuestro sistema educacional exhibe hoy en día tiene a la apatía como culpable central. Apatía por parte de maestros sin vocación; apatía por parte de padres sin interés en la educación de sus hijos; apatía por parte de un gobierno que ya antes de la crisis no daba muestras de poner soluciones factibles a dicho problema. ¿Será que la apatía le ha alcanzado a usted también?
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