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La reforma universal Obama propuesta ofrece entre otras cosas la posibilidad de que nadie sea rechazado por condiciones médicas preexistentes.
La reforma universal Obama propuesta ofrece entre otras cosas la posibilidad de que nadie sea rechazado por condiciones médicas preexistentes.
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Este es el pensamiento que puede venir a la mente cada vez que en los Estados Unidos, tenemos que acudir al médico todos aquellos que no formamos parte de la clase privilegiada que puede pagar servicios médicos mucho mejores sin exponer su economía.

En el presente, el sistema médico en este país ofrece un servicio poco eficaz, enfocado más en el ahorro de dinero al sistema mismo que en la prevención de enfermedades de sus millones de usuarios.

Por toda la Internet abundan foros en los que personas dan a saber sus quejas al respecto.

Yo obtuve mi pedazo de ese pastel cuando visité a una especialista después de que un doctor, cual guardia en una entrada, decidiera que podía ir a verla para tratar mis constantes problemas de acidez.

Fue entonces que la Otorrinolaringóloga me recetó unas pastillas que parecían ayudarme; pero la molestia siempre regresaba y la eficacia de las pastillas fue mermando.

Cuando regresé con la doctora y le pregunté si podía hacerme un examen para ver que tanto daño interno había causado el padecimiento, ella me dijo que necesitaba referirme a alguien más especializado; pero que en mi caso no iba a ser posible.

Básicamente me dijo que necesitaba estar sangrando internamente -que ya lo estaba, aunque mínimamente- y tendría que ser obvia la emergencia para que ella pudiera mandarme a hacer dicho examen.

Imagínese mi reacción ante tal argumento. Primero no podía creer lo que oía. Después me sentí muy molesto de que una persona pudiera decidir de esta manera sobre mi bienestar. Me sentí timado, ya que yo, como la gran mayoría de gente que obtiene seguro médico HMO o básico a través de su trabajo; estaba pagando también por este servicio.

Al final, sentí frustración, porque a pesar de mi insistencia, no logré que la doctora aceptara enviarme con el especialista.

Parecía que el hecho de haber estado sufriendo ya por años esta enfermedad no importó en lo más mínimo.

De la burocracia a la ineficacia

Lo triste es que lo que me sucedió a mí no es un caso aislado. Este tipo de prácticas burocráticas son más comunes en este país de lo que desearíamos.

Aunado a esto, las medicinas que nos recetan atacan los efectos, y no las causas. Es por eso que la prescripción de analgésicos hoy en día está en boga entre doctores que parece que esperan a que empeoren los problemas de salud en la gente para entonces tratarla. Pero esas esperas generalmente terminan en la necesidad de aplicar cirugía, y en el peor de los casos, de remover el órgano dañado.

Y no solo esto, también, como fue en mi caso, muchos doctores fallan en informar al paciente sobre qué otras cosas puede hacer uno para mejorar su salud aparte de tomar medicamentos.

El haberme informado yo mismo por medio de la Internet, me ayudó después a hacer cambios en mis hábitos alimenticios que complementaron el uso de las pastillas.

Es triste ver cómo en un país del primer mundo, el sistema de salud ha caído a niveles tan desproporcionadamente bajos, poniéndolo por muchos años en los últimos lugares entre el de otros países desarrollados.

Contrario a lo que se podría pensar, el hacer negocio con la salud aumentando los costos ha ‘abaratado’ el servicio, creado un sistema oficinesco que de más está decirlo, es inoperante.

Una reforma como la propuesta por Obama ofrece un servicio universal y la posibilidad de que nadie sea rechazado por condiciones médicas preexistentes.

Esto en sí es bueno, más sin embargo, si hablamos de los problemas antes mencionados, esta reforma representa un curita en una herida que necesita cirugía con puntadas.

Las malas practicas seguirán allí todavía.

Es por eso que de verdad, en el presente, da miedo enfermarse en este país.

Mándenos sus comentarios a rmsandoval@live.com

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