Ha sido bastante discutido el asunto del uso de los alimentos transgénicos (GMO en ingles) en productos de consumo diario.
Si bien, el mejoramiento de plantas a través de métodos rudimentarios o tecnológicos ha sido algo bastante usado, en el tratamiento genético se insertan pesticidas en forma de toxinas que provocan que las plagas no dañen los plantíos, garantizando una mayor producción.
La controversia se da cuando los humanos tenemos que consumir dichas toxinas implantadas en los genes de este tipo de alimentos.
Otras razones que causan oposición a los transgénicos son impactos ambientales, posible aparición de alergias, difusión de resistencias a antibióticos, patentes sobre semillas que obligan a pagar un cargo por su uso, etc.
Por su parte, Monsanto, una de las empresas principales en la plantación de semillas transgénicas, ha abogado por sus propios productos, aduciendo a que estos han sido ya aprobados para el consumo humano por la Oficina de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés), lo cual los hace seguros.
Sin embargo, cabe decir que la FDA es también un organismo que ha sido bastante cuestionado por prácticas corruptas y el recibimiento de sobornos.
Varios estudios que ligan el consumo de alimentos transgénicos con el cáncer y otros problemas de salud, han sido suficientes para que sea reglamentado el etiquetamiento de productos que contienen transgénicos en 50 naciones. Además, otros países en la unión europea inclusive prohibieron su uso, esto por las serias dudas que posan sobre este su consumo.
En los EE.UU., los organismos transgénicos por varios años han sido usados en una gran cantidad de alimentos procesados; pero la mayor parte de la gente ignora el hecho.
Actualmente, en California está ya sobre la mesa la proposición 37 (GMO Labeling Iniciative), un proyecto de ley que aparecerá en las boletas de votación este 6 de Noviembre. Este haría obligatorio el etiquetamiento de transgénicos en este estado.
Actualmente en EE.UU., Alaska es el único estado que ha instaurado una ley como la que se está tratando de pasar en California.
Resultados de encuestas muestran que el 90% de californianos están a favor de las etiquetas. A pesar de esto, la mayoría de las empresas procesadoras de alimentos como Monsanto, Coca Cola, Nestlé, Kellogg, Pepsico, J.M. Smucker, entre otras, se oponen a ello. No solo esto, sino que aportan dinero y hacen campañas para que dicha propuesta no sea aprobada como ley, ya que temen que eso afectaría negativamente en sus ventas.
Es por eso que en el presente, movimientos de base global denominados ‘grassroots’ han luchado por que se erijan leyes que obliguen a las empresas a especificar en las etiquetas de sus productos si estos contienen organismos genéticamente modificados.
Por otro lado, organizaciones como “CA Right to Know” y algunas empresas que se inclinan por el uso de productos orgánicos, han hecho su propia campaña llamada “One Million More” o Un Millón Más, apoyando la propuesta 37, juntando alrededor de $900,000 dólares en donaciones, mayormente hechas por ciudadanos que creen en la propuesta.
Si se pide por ley que se muestre el valor nutricional en los productos que consumimos y hasta su posible contenido de alérgenos, también deberíamos saber si esos alimentos contienen alimentos genéticamente manipulados, ¿no lo cree?
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