Comenzaré esta columna diciendo esto: una empresa con fines de lucro tiene como principal objetivo producir ganancias; pero una corporación transnacional como lo es Monsanto, parece tener como meta principal producir ganancias a costa de cualquier cosa.
Eso lo ha demostrado en distintas ocasiones, una de ellas cuando produjo insecticidas como el llamado Agente Naranja, el cual generó 400,000 personas muertas o mutiladas en Vietnam, además de 500,000 niños nacidos con malformaciones, esto después que dicha empresa señalara dicho herbicida como seguro.
Lo mismo pasó con su DDT, insecticida que fue prohibido por la Agencia de Protección Ambiental (EPA en inglés) en 1972, al ser considerado un cancerígeno “potencial” para el hombre.
En el presente, la producción de cultivos transgénicos como el maíz, la soya, etc., de dicha empresa han despertado gran controversia y en varias partes del mundo ya ha sido prohibida la siembra de semillas genéticamente alteradas, puesto que estas, al portar dentro de sí un insecticida (la toxina Bt), han demostrado su efecto cancerígeno en organismos biológicos.
Inclusive existe en Internet una publicación sobre las conclusiones de 19 estudios en los que se alimentó a ratones y conejillos de India con maíz y fríjol de soya transgénicos (www.enveurope.com).
Se encontró que dichos animales presentaban problemas de hígado y riñón después de consumir los Organismos Genéticamente Modificados (OGM).
Por si esto no fuera poco, el mencionado herbicida ha creado ya cierto tipo de maleza super resistente a cualquier tipo de pesticidas, incluyendo a la misma toxina Bt.
Sin embargo, Monsanto, una vez más, argumenta que sus productos son completamente seguros.
Para convencer a los consumidores de la inocuidad de sus semillas y para evitar que se pase la Propuesta 37 que obligaría a toda compañía estadounidense a etiquetar productos con transgénicos, esta corporación ha recaudado junto con otras empresas alrededor de 25 millones de dolares para publicidad en contra de dicha medida, compra de políticos, etc.
Resulta curioso ver la lista de compañías que se han unido a dicha causa.
Entre ellas está la Grocery Manufacturers Association (GMA), incluyendo las cadenas de supermercados y otras compañías biotecnológicas, fabricantes multinacionales de alimentos y restaurantes de comida rápida.
Y es curioso; porque la GMA ya ha hecho campañas exitosas para oponerse a propuestas de ley que eliminarían la comida chatarra de las máquinas expendedoras en las escuelas y restringirían el mercadeo fuera de control de alimentos chatarra dirigido a los niños.
Esta muy claro que a este tipo de empresas no les importa ni la salud de nuestros niños ni la nuestra.
El hacer productos no solo de dudosa calidad alimenticia, sino que además representan un riesgo a salud de los consumidores ha sido su prerrogativa, simplemente por los bajos costos que esto les representa.
A continuación, doy la lista de los donantes que se oponen a la Propuesta de ley 37:
Monsanto ($4,208,000 dólares), DuPont Pioneer ($4,025,200), PepsiCo ($1,716,300 dólares), BASF Plant Science ($1,642,300), Bayer CropScience ($1,618,400) y Dow AgroSciences ($1,184,800). Otros donantes importantes (más de $ 1 millón cada uno) incluyen Coca-Cola, Nestle EE.UU., y ConAgra. Todos los 20 principales donantes de la campaña “No a la 37” tienen su sede fuera de California -con la excepción de Nestlé EE.UU.
Sobra decir que cualquier producto proveniente de cualquiera de estas compañías podría posar altos riesgos para su salud y la de sus hijos a corto o largo plazo, ya que si en el presente no utilizan trangénicos, ya están en el proceso de hacerlo. ¿Cómo saber si es así?
Simplemente vote a favor de la propuesta 37 este 6 de noviembre.
Y es que si en EE.UU. es obligatorio mostrar el valor nutricional y el país de procedencia en las etiquetas de cada producto, ¿no tiene sentido también mostrar si contiene trangénicos?
Obviamente para estas corporaciones no es así, lo cual es digno de sospecha, no lo ¿cree?
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