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El presidente estadounidense, Barack Obama, sonríe tras pronunciar su discurso de la victoria en el McCormick Place en Chicago (Estados Unidos) anoche, martes 6 de noviembre de 2012. Para conseguir la presidencia de EE.UU., el demócrata Barack Obama logró el triunfo este martes en 25 estados del país y la capital, Washington D.C., por delante de los 24 para el republicano Mitt Romney, a la espera de los resultados en el reñido estado de Florida.
El presidente estadounidense, Barack Obama, sonríe tras pronunciar su discurso de la victoria en el McCormick Place en Chicago (Estados Unidos) anoche, martes 6 de noviembre de 2012. Para conseguir la presidencia de EE.UU., el demócrata Barack Obama logró el triunfo este martes en 25 estados del país y la capital, Washington D.C., por delante de los 24 para el republicano Mitt Romney, a la espera de los resultados en el reñido estado de Florida.
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Los resultados de los comicios fueron dados a conocer poco a poco durante el 6 y el 7 de noviembre.

Los titulares de muchos periódicos de la nación congeniaban con frases como: “Obama obtiene una segunda oportunidad” y “cuatro años más”.

Obama aseguró una victoria que sin los hispanos no hubiera sido posible. Y es que el 70% del electorado hispano-parlante votó a su favor.

Romney, por su lado, aseguraba que había dado todo lo que tenía a su campaña y aceptaba su derrota que por un tiempo parecía una posibilidad muy distante.

Y es que los comicios fueron muy cerrados. El 50% de los votantes se inclinaron por un Obama que prometía mejores días, mientras que el 48% lo hacía por el candidato republicano que hoy día pide al país que haya unidad y acepta su derrota con toda la gracia posible.

Mientras tanto, la mayoría de las propuestas de ley que estaban en juego fueron rechazadas.

Por un lado, las grandes cantidades de dinero metido para rechazar propuestas de ley beneficiosas como la 37 dieron fruto. El 54% de los votos se opusieron a que las etiquetas mostraran qué alimentos contenían los transgénicos que, comprobado está de más, provocan cáncer.

Tampoco las propuestas 31, 32, y 33 se convirtieron en leyes.

Mientras, por otro lado, con la Medida J, el electorado optó porque los actores pornográficos fueran obligados a usar condón.

Una medida que muchos veían como irrisoria, dado a que los costos para hacerla cumplir serían bastante desproporcionados frente la posible amenaza de una epidemia de enfermedades venéreas generada por este tipo de actores. En otras palabras: costos grandes, amenaza pequeña.

Si me pregunta a mí, me parece que las prioridades de la gente muchas veces parecen estar al revés.

Aunque por otro lado, me da gusto que las cantidades millonarias que los llamados ‘Super PACS’ aportaron al candidato republicano hayan sido echadas en saco roto. Y es que por primera vez en la historia de este país, las corporaciones tenían carta abierta para aportar cualquier cantidad de dinero a su candidato predilecto para facilitar su victoria.

Aparentemente, por lo menos en este caso, el dinero y el poder de las transnacionales no logró su cometido, aunque habrá que ver que tanto el trabajo de los cabilderos políticos y los grupos de presión que las corporaciones mandan a Washington afecta las decisiones del presente gobierno.

Mientras tanto seguimos con un presidente demócrata y con un congreso dividido.

Solo espero que no se repitan estos cuatro años en los que Obama apoyaba propuestas republicanas buscando apoyo de ese partido mientras que estos vetaban las suyas.

En retrospectiva, fue ese partidismo mayormente lo que dañó al país y frenó su crecimiento.

Si los Estados Unidos realmente quieren crecer y volver a ser lo que eran antes, necesitan ser eso precisamente, “estados unidos”. Integrar esfuerzos y aceptar que hay un líder, aunque no sea necesariamente el que uno haya escogido.

Si prosigue el divisionismo que hasta hoy ha imperado, no esperemos una mejora en nuestra situación.

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