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    Coches de policía y bomberos delante de un letrero de la escuela Sandy Hook en Newtown (Connecticut, EE.UU.) después de registrarse un tiroteo en el centro escolar hoy, viernes 14 de diciembre de 2012. Al menos 27 personas murieron en la masacre, entre ellas 18 niños, según fuentes policiales citadas por los principales medios del país.

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    Una madre y su hija salen de la escuela Sandy Hook en Newtown, Connecticut, EEUU, el 14 de diciembre del 2012, después de registrarse un tiroteo en el centro escolar en el que al menos 27 personas han muerto, entre ellas 18 niños.

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Hoy, viernes 14 de Diciembre, llegué al trabajo y lo primero que vi en los monitores que tenemos en la sala de redacción, fue el canal de las noticias hablando sobre una masacre más, esta vez en Conneticut, donde un hombre de 20 años de edad, asesinó a sangre fría a 27 personas en la escuela primaria Sandy Hook, 20 de ellas siendo niños.

Según las autoridades, el nuevo homicida, portaba chaleco antibalas, mascara y tres armas, después de matar a su propia madre, la cual trabajaba en la escuela, se dirigió hacia la escuela donde ella trabajaba. Ya allí, no solo decidió acabar con la vida de niños y personas inocentes, al último, se suicidó, como ha sucedido en casos similares.

No puedo negar la consternación que me causó la noticia. Apenas en julio, un desequilibrado mental disparó a diestra y siniestra en un cinema matando a 12 e hiriendo a 58.

El gran debate acerca de la venta de armas en el país ha emergido una vez más; aunque en esta ocasión con mayor fuerza.

Un Obama, con lágrimas en los ojos, daba un mensaje a la nación y ofrecía sus condolencias a las familias afectadas por este exterminio en masa. “Vamos a tener que unirnos y a tomar medidas significativas para prevenir futuras tragedias como ésta”, comentó el Presidente.

Las armas: nuevamente en debate

Aunque en mi opinión es algo necesario, sinceramente pienso que imponer leyes que reduzcan significativamente el tráfico legal de armas en la nación es como atacar los devastadores efectos de una enfermedad; pero no la enfermedad en sí.

Y es que la gente hoy en día, incluyendo la niñez, vive en un ambiente de violencia continua real y virtual. Real, porque los noticieros diariamente enfocan su programación en crímenes, y muchos inclusive los dramatizan para generar una mayor reacción de parte de la audiencia y con ello aumentar sus ratings. Virtual, porque gracias al cine, la televisión, los videojuegos, etc. tanto adultos como niños estamos expuestos a una violencia bastante cruda que poco a poco nos va desensibilizando y hace posible que cosas así sean más comunes.

Las enfermedad está latente en nuestra cultura, en nuestra ideología, en nuestra psiqué -la simple reducción de armas no logrará, en mi opinión, el efecto esperado por el gobierno y la gente. No digo que estoy en contra de ello, todo lo contrario. Solo digo que debemos de ir más allá.

¿Atacar la enfermedad o los efectos?

La censura sobre los medios de comunicación se centra principalmente en lo sexual; sin embargo, parece ser más permisible en los niveles de violencia que presenciamos a través de ellos.

En nuestra cultura, violencia es igual a entretenimiento, esa es la verdad. Programas de crimen como NCIS, Dexter y Criminal Minds, gozan de los primeros lugares en ratings entre las transmisiones de TV.

Por otro lado, películas y shows acerca de Zombies carnívoros, vampiros, son cada vez más gráficas e impactantes.

Lo peor de todo, es que muchos padres de familia permiten que sus niños vean dichos shows y no creen que haya nada malo en ello.

Yo pertenezco a una generación que gozó aun de shows inocentes en los que se resaltaban los valores morales, y que después repentinamente, vio el cambio radical en la programación, en la que la violencia, de forma progresiva, comenzaba a tomar las riendas y a transformar nuestra idea de entretenimiento.

Este último incidente, es un llamado de atención no solo a aquellos que apoyan el uso de armas, sino a todo aquel que piensa que no hay problema en aquello que vemos o mostramos a nuestros hijos. Nuestra tolerancia a los programas violentos es cada vez mayor, sin embargo, no todos respondemos de la misma manera a todos esos programas. Dos incidentes en el mismo año son muestra de ello, y además, ya son demasiados, ¿no cree?

Mándenos sus comentarios a rmsandoval@live.com