Un segundo término en el gobierno de Barack Obama es muy significativo para todo aquel que cree que la continuidad de una idea es importante para la realización de algo.
En la investidura, Obama lucia satisfecho y sonriente.
Profirió su discurso ante los invitados, tratando de tocar cada aspecto que en el presente es considerado como importante. Uno de ellos fue la inmigración y la resolución sobre los casos de una gran multitud de indocumentados que sueñan con regularizar su situación.
Y es que, fuera de la retórica política, de un tiempo para acá -específicamente, después de que Obama decidió unilateralmente otorgar una amnistía temporal a los llamados “soñadores”,- ha habido una especie de cambio en la opinión política hacia los trabajadores que han ingresado al país sin documentos legales.
Yo mismo, al buscar información de agencias noticiosas para subir a nuestra página de internet, me he dado cuenta que la recurrencia de notas pro-inmigración ha aumentado, inclusive rebasando las notas que hablan negativamente sobre el tema.
Eso resulta ser un buen indicador para nuestros paisanos que desean oficializar su estadía en este país.
Algo más que se hizo bastante notable fue la aparición en las cámaras de personas afroamericanas y latinas que estaban entre el público apoyando al hoy es presidente de la nación por segunda ocasión. También la participación en el entretenimiento de varios latinos, como el grupo mexicano Maná; lo cual intenta reforzar la imagen de un presidente de la gente y de las minorías a pesar de que sus políticas puedan parecer a veces bastante ambiguas.
Otro elemento importante en la investidura fue sin duda, la invitación de Richard Blanco, poeta cubano-americano que otorgó un bello y optimista poema a todo el país, ensalzando a la clase trabajadora y a sus raíces.
“Un suelo. Nuestra tierra, arraigándonos a cada tallo de maíz, cada cabeza de trigo sembrado por el sudor y las manos, manos recogiendo carbón o plantando molinos de viento en los desiertos y colinas que nos mantienen calientes, manos excavando zanjas, tuberías y cables de enrutamiento, las manos gastadas por cortar caña de azúcar como las de mi padre para que mi hermano y yo pudiéramos tener libros y zapatos.”
Ser latino y ser abiertamente homosexual, fueron sin duda dos características que hicieron que este hombre fuera escogido para dicha tarea por Obama y su gabinete.
Y es que Blanco refleja de forma política no solo la aceptación de un cambio en América, donde una mayoría del voto latino logró que el presidente continuara su obra por cuatro años más, sino también representa una apertura del gobierno hacia las minorías -la latina por un lado y la homosexual por el otro.
Escoger a Blanco para leer un poema suyo fue sin duda una decisión política conveniente, pero me apego a pensar que también lo fue de consciencia.
En fin, tenemos cuatro años más -esperemos que no de lo mismo, y más que por Obama; por el efecto de un congreso republicano en su mayoría, casi paralizó al país, haciendo que este se arrastrara lentamente hacia su revitalización económica y social.
Aunque por otro lado, ese cambio positivo en el paradigma político hacia las minorías, no puede evitar ser esperanzador.
Hoy muchos esperan que el Obama que prometía un cambio, pueda materializarlo finalmente.
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