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En el presente estamos experimentando un invierno con temperaturas altas, sin embargo; mientras que el frío aún no se deja ver, la tan odiada gripe ha llegado ya nuevamente a fastidiarnos.

Y es tanto el fastidio que mucha gente opta por vacunarse. Y esto es en sí cómico, pues esas vacunas que pretenden prevenirnos de contraer la influenza, muchas veces terminan enfermándonos de la misma puesto que son hechas de una cepa debilitada de la enfermedad.

Por otro lado, los virus de la gripe en el presente no son los mismos que solían ser hace unos años. Estas nuevas cepas han podido evolucionar gracias a nuestra forma negligente de usar los antibióticos -lo cual explicaré más adelante. Y aun cuando la inyección no logre enfermarnos, no nos garantiza que seremos inmunes a los virus que nos rodean en el aire y los objetos que ha tocado gente ya enferma.

Como dije, los virus evolucionan, se hacen más fuertes, y esa vacuna bien puede ser un placebo inútil para nosotros, ya que no nos prepara para el nuevo virus de esta temporada.

Como decía antes, nuestro uso inadecuado de los antibióticos es lo que ha generado estos cultivos de súper bacterias y virus del presente. Al auto medicarnos con penicilina, por ejemplo, fallamos muchas veces al escoger la dosis apropiada para nuestra enfermedad, a la vez que tomamos cantidades inadecuadas que generalmente solo “atolondran” al virus, mas no lo matan. Este, al no morir, se hace más fuerte (como dice el dicho). Es así como futuras descargas del mismo antibiótico se hacen inútiles para nosotros.

Como dato curioso, las vacunas para las personas regulares trabajan en un 56% de los casos, lo que significa que usarlas es casi como echar una moneda al aire. Aunque en las personas de alrededor de 65 años, solamente un 9% resultan efectivas; o en otras palabras, son casi nulas; esto según estudios publicados en la revista Eurosurveillance.

Sin embargo, la industria farmacéutica usa tácticas como “inyectar” temor en la gente para vender sus vacunas; pero una cosa importante que tenemos que saber, es que nuestro sistema inmunológico de forma natural, se encarga de matar virus y bacterias que se internan en nuestro cuerpo y que la gripe no infecta -o lo hace de forma ligera- a aquellos con un sistema inmunológico sano.

PARA MANTENERSE SANO EN EPOCA DE INFLUENZA, SIGA LOS SIGUIENTES CONSEJOS:

– HACER EJERCICIO en parques o lugares cerrados. Hacerlo en calles con tráfico vial es contraproductivo, ya que las emisiones de automóviles nos irritan las vias respiratorias y nos hacen suceptibles a contraer enfermedades como la influenza, el asma, etc.

– RELAJARSE SEGUIDO, ya que el estrés baja las defensas del cuerpo

– LAVARSE LAS MANOS CONSTANTEMENTE para evitar recoger virus y bacterias provenientes de objetos o personas

– COMER SANAMENTE, variado y nutrido. Sobretodo procure los pro bióticos y el Omega-3; son lo mejor para restablecer la flora intestinal y mantener nuestros sistema inmunológico fuerte

– TOMAR BUENOS NIVELES DE VITAMINA D. Y en esta ecuación, la ingesta de vitamina D es muy relevante, ya que es un elemento esencial para mantener nuestros niveles óptimos de inmunidad, además de que es un agente que produce en nuestros cuerpos de 200 a 300 péptidos antimicrobianos que matan bacteria, virus y hongos presentes en ellos.

De hecho, los niños que ingieren únicamente 1,200 Unidades de vitamina D3 (considerada una dosis baja), son 42% menos propensos a infectarse con influenza. Los niveles regulares de esta vitamina en nuestros cuerpos deberían ser de 50-70 ng/ml; es por eso que es importante hacerse chequeos anuales; así podemos saber que deficiencia tenemos en nuestra dieta.

Y si de dieta hablamos, evite lo más posible la azúcar y los granos. La primera es fertilizante para microorganismos en nuestros cuerpos y los segundos desbalancean nuestra flora intestinal, y ¡allí es donde radica el 80% de nuestro sistema inmunológico!

Así que no me queda más que decirle: manténgase saludable… viviendo una vida más sana.

Mándenos sus comentarios a rmsandoval@live.com

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