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La soledad es algo que en nuestros tiempos aumenta de forma paradójica. Y es así porque, a pesar de que tenemos más capacidades de comunicarnos que hace 30 años, la verdad es que hoy en día, el sentimiento de aislamiento social crece cada vez más en las personas.

En una encuesta, se muestra que mientras que en 1985, 10% de los encuestados decían no tener un amigo íntimo con quien hablar de cosas importantes, en el 2004, ese número aumentó a un 25%.

Una de las causas de este cambio podría ser sin duda el individualismo que se ha venido internando en nuestra ideología, y ha venido a proyectarse finalmente en nuestras formas de vida.

Pero por otro lado, el hecho de que exista la posibilidad de crear una vida “virtual” a través de internet, pudo haber sonado como algo interesante hace algunos años, cuando las redes sociales comenzaban y prometían conectarnos con amigos, y ayudarnos a crear nuevas amistades; pero hoy en día, las cosas parecen algo distintas.

Aún recuerdo que en esos tiempos, una persona argumentaba en las noticias que podía tener una vida normal sin necesidad de salir de casa. Frente a su computadora, el individuo podía trabajar, estudiar, chatear con amigos, comprar cosas, etc.

Sería interesante ver los resultados del experimento aquel en el presente. ¿Cómo estará la salud de aquel individuo si continuó con el mismo estilo de vida hasta hoy? Y es que la falta de luz solar que activa la vitamina D en nuestro cuerpo, la carencia de ejercicio y hasta la privación de una conversación real con alguien de forma espontánea, terminan diezmando la salud física (obesidad, bajo sistema inmunológico, etc.) y hasta la salud mental de cualquier persona (falta de memoria, insomnio, depresión, demencia temprana, etc.).

Redes sociales como el Facebook, donde millones de personas reportan sus vicisitudes diarias resultan ahora algo superficiales, ya que a través de estos, las personas suelen presentarse ante los demás como una persona ideal, poniendo las poses mejores, escogiendo las mejores palabras- mas cuando en su defecto, el impulso de muchos les lleva a utilizar a las redes sociales como medios de confesión dando a saber así sus frustraciones, enojos, rabietas, etc.; las respuestas entre los comentarios que les ponen pueden no ser tan alentadores ni llenar el hueco que una conversación de calidad real frente a una persona podría brindarles.

A pesar de estar más conectados con mucha gente (muchos de ellos conocidos solo por las redes), la necesidad humana de una interacción de calidad real con otros no puede ser suplida por la conveniencia de poder hacer tantas cosas a través de internet.

En los años 40, EE.UU. contaba solamente con 2500 psicólogos y 30,000 trabajadores sociales. En el 2010, en el país se usaba ya el servicio de 77,000 psicólogos, 592,000 trabajadores sociales (clínicos y no clínicos), y 220,000 consejeros para abuso de sustancias.

Es verdad que la población ha crecido desde entonces y existen otros factores que han generado tal necesidad, aunque también es verdad que algo que pareciera tan inocuo como la Internet, podría haber exacerbado el uso de este tipo de servidores. Algo así fue documentado en 1998 en un artículo hecho por un grupo de investigadores de la Universidad Carnegie Tech y el Instituto de Ciencia Mellon donde ligaban el uso de internet con el sentimiento de soledad en la gente.

Esta tendencia al aislamiento pareciera ser inevitable. Lo que me lleva a preguntar: a pesar de su gran utilidad ¿realmente cuánto uso del internet puede ser considerado como sano? Tal vez desde el momento en que nuestro único círculo social puede ser hallado únicamente a través de una pantalla. Tal vez cuando los lazos familiares han sido remplazados por una conexión en una red social.

Mándenos sus comentarios a: rmsandoval@live.com

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