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Después de lo que pasara la semana pasada en la doble votación del senado sobre el TPP (Alianza del Pacífico) y la posterior aceptación del pase libre me tomo las buenas noticias políticas con un poco de incredulidad.

Esta semana la buena noticia es que el senado, con un voto mayoritario, rechazo la extensión de la absurdamente llamada ‘Ley Patriótica’, y de su sección 215, que permite seguir espiando a todo mundo con ‘ciertas restricciones’, aun sin permisos judiciales necesarios. Dicha ley expirará el primero de junio si no hay cambios.

Ya he escrito ampliamente sobre los efectos nocivos de esta ley instaurada por el ex presidente George W. Bush después de los atentados del 9/11.

Su base, el auto-espionaje extendido e indiscriminado sobre suelo americano que nos hace lucir como un país comunista durante el periodo de la guerra fría.

¿Ayudó en algo? En realidad los que la respaldan han tenido problemas tratando de demostrarlo. Sin embargo, el presidente Obama fue capaz de extenderla en dos ocasiones. Tiempo después, gracias a las revelaciones de Edward Snowden, el ex analista de la Agencia de Seguridad Nacional en los que daba a saber el abuso del espionaje ilimitado y sin una supervisión apropiada.

Me alegra en realidad lo que pasó en el senado ayer. La mala noticia es que el Senado tiene la capacidad de votar nuevamente sobre esta ley un día antes de su expiración

También aún falta que vote el congreso.

Lo chistoso del asunto es que los demócratas apoyan esta ley, lo cual me hace alegrarme que ahora sean minoría cuando se trata de este tema en específico.

De no extenderse la ley patriótica ni su sección 215, la primera y cuarta enmiendas serian restauradas, las cuales nos garantizan nuestro derecho a la privacidad y la protección sobre cualquier registro o allanamiento, aun cuando estos sean sobre nuestra comunicación hablada y escrita.

Por lo pronto, nuestra mayoría de senadores parece que piensa que el auto-espionaje es sin duda una mala idea.

No está de más llamar a su senador o congresista para decirle que se oponga a esta absurda y peligrosa ley.