Detector de mentiras para políticos

Un hecho sorprendente fuel el que sucedió recientemente, en el que un candidato al congreso de California, Yuriy Seretskiy, experto analista de programas; tomó la prueba del polígrafo, el cual es básicamente un detector de mentiras que registra en un sujeto sus variaciones en la presión arterial, ritmo cardiaco y frecuencia respiratoria, entre otras cosas. Esto se hace mientras que dicho individuo es sometido a un interrogatorio.

Pues bien, Seretskiy se sometió a este examen con el propósito de demostrar su lealtad y veracidad, a través de lo cual, trata de mostrar que es confiable para obtener el escaño de congresista para el 6to. distrito en California, actualmente ocupado por Doris Matsui.

Este hecho sin precedentes no solo es sorpresivo, sino que deja abierta una opción bastante viable cuando se trata de otorgar el voto a un representante político.

En la actualidad, trabajar para agencias de gobierno como el FBI, la CIA, la NSA, demanda, según la posición y el nivel de confidencialidad requerido, que se tome dicha prueba.

En trabajos regulares en los que el trabajador manejará grandes sumas de dinero, el empleador puede también solicitar dicha prueba al candidato a la posición ofrecida.

Ya en el caso de puestos políticos, obviamente dicha prueba no es requerida. Sin embargo, ¿Por qué debería seguir siendo esta la norma?

En elecciones presidenciales, la falacia política es siempre utilizada. Las promesas que se hacen, no siempre son hechas con el propósito de ser cumplidas. En estas elecciones en particular en la que los candidatos se contradicen constantemente, uno no puede saber en realidad si estos pueden ser las mejores personas para un puesto tan importante como la presidencia de la nación.

La presidencia requiere de un nivel de confidencialidad bastante alto. De una muy grande e innegable responsabilidad. Y sobre todo, requiere de la plena confianza de la gente.

Hasta ahora, hemos dependido de las palabras para juzgar su carácter de los candidatos. Nos hemos abocado a simplemente conocer el historial del susodicho para confiar en que sus acciones seguirán siendo congruentes si así lo han sido hasta el momento.

Pero el hecho es que los políticos, quienes en su mayoría provienen de familias igualmente políticas, tratan de mantener un récord implacable, ya que esto les facilitará llegar a donde sus aspiraciones les conduzcan. Es por esto que mientras que la persona normal ha obtenido algunas infracciones en su vida, un político suele no tener una sola. Aunque esto, a mi forma de ver, no es garantía alguna de sus buenas intensiones al buscar un sitio de poder. Y qué decir de sus palabras y promesas.

Lo más racional sería someterlos a un polígrafo antes de ofrecerles cualquier posición en el gobierno. Y es que el juramento que presentan para recibir el puesto deseado suele ser una mera formalidad, y realmente, tampoco nos da ninguna garantía que realmente van a servir a los intereses de la nación y no a los intereses propios. ¿Usted qué opina?