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Hay hechos que por su peso, son del saber general. O por lo menos, esa es la lógica. Aunque no siempre aplica. Por ejemplo, tratándose de la industria de la salud, es poco conocido el espeluznante hecho de que el tercer lugar de muertes en EEUU detrás de enfermedades del corazón y el cáncer, lo ocupan los errores médicos.

Así es. Los malos diagnósticos, las recetas inadecuadas, la omisión al no informar al paciente de un problema mayor, entre otras cosas, conllevan la culpabilidad en la gran cantidad de decesos en esta nación.

Cuando me enteré de esto, no pude evitar el pensar en lo paradójico del asunto. Y es que, la industria que está encargada de salvaguardar nuestra salud, es precisamente la culpable de muchísimas muertes que podrían ser evitables.

En la página del Centro Nacional de Información de Biotecnología, www.ncbi.nlm.hih.gov, se da a notar que en EEUU, alrededor de 200,000 personas mueren errores médicos, mientras que también se menciona que millones pueden sufrir por esta misma causa, lo cual cuesta casi 20 billones a las arcas de la nación. En dicha página, inclusive se confirma verbalmente que en la actualidad, “el cuidado de calidad no está siendo provisto consistentemente en los hospitales estadounidenses”.

Esto es digno de ser notado, ¿no cree? Sin embargo, rara vez se menciona este hecho tan trascendental en los noticieros. Y es que por un lado, el generar alarma sobre la población causaría una baja inevitable en la confianza de la gente sobre nuestro sistema sanitario.

El panorama de las visitas al médico cambiaría notablemente. Ya no tomaríamos un solo diagnóstico como definitivo. Las opiniones médicas serian puestas bajo el escrutinio del paciente en turno. Y ¿Qué decir de las demandas? Posiblemente, el conocimiento general de este hecho, produciría una cantidad exponencial sobre médicos y hospitales.

Aunque, para ser justo, muchos errores clínicos se generan debido a la pobre comunicación del paciente con su doctor. Aunque por otro, la gran alza en la prescripción de analgésicos en EEUU, nos dice que en este país, más que tratarse las causas patológicas en los pacientes, simplemente se atacan los síntomas.

Simplemente en el 2012, doctores recetaron alrededor de 259 millones de analgésicos opiáceos. Lo que equivale casi a uno por persona. No me sorprende entonces que, cosas prevenibles y tratables en su momento, puedan volverse incurables y mortales por no atender las causas de una enfermedad.

Es por todo esto que, si se reciben diagnósticos o prescripciones por parte un doctor, lo más cuerdo es siempre tomar una segunda opinión.