Me resulta impresionante como en los tiempos actuales, pudiendo generar energía de distintas formas -las cuales son más limpias-, seguimos dependiendo de los combustibles fósiles.
Hace poco, miraba un video en youtube sobre cómo se puede generar energía con el simple movimiento de las olas del mar. Y es Brasil el primer país latinoamericano con una planta de energía de este tipo.
Estados Unidos posee alrededor de 5 plantas, las cuales son llamadas más bien ‘proyectos’. Los pros sobre este tipo de obtención de energía son variados. Entre los contras están los altos costos, dado a que esta tecnología es reciente y la investigación es escasa.
En un tiempo en el cual deberíamos estar ya desfasando el uso de hidrocarburos y remplazándolos completamente por fuentes de energía renovable (solar, eólica, marina), me cuesta trabajo creer que este país, esté ahora apostando al gas de esquisto, que es el que se obtiene del subsuelo a través de generar rupturas en este por medio de químicos que terminan contaminando el agua. Además, esas fracturas del subsuelo, según se ha visto, están causando temblores en lugares en donde dicho fenómeno era completamente nulo.
A pesar de todo esto, las plantas de obtención de este tipo de gas están proliferando a lo largo y ancho no solo de la nación, sino del continente americano.
Y aunque el petróleo ha dejado de tener la jerarquía que tenía antes, sigue posando como un riesgo ambiental.
Precisamente hace apenas unos días, más de 88,000 galones de petróleo fueron a parar al golfo de México. Esto a pesar de la controversia que causó la explosión de la planta petrolera hace apenas pocos años y que causó un derrame monumental.
La continuidad de estos riegos petrolíferos no solo raya en lo absurdo; sino que es completamente innecesaria teniendo en cuenta los distintos tipos de tecnología disponibles para poder hacer el tan esperado cambio que por muchos años ha estado solamente en pláticas.
Si bien nuestro gobierno es uno que parece inclinarse medianamente a cuidar del ambiente por un lado, por el otro, crea tratados como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, el cual puede sobreponerse a cualquier reglamento ambiental local, todo en bien de las ganancias a los dueños de transnacionales.
Es esta dualidad de los políticos, esta doble moral la que nos tiene estancados aun en las ‘platicas’. Aunque claro está, la acción está todavía lejos de ser una realidad. Los pocos cambios vistos hasta ahora, parecen ser solo hechos para satisfacer pobremente a cierto sector de la población consciente del daño que se causa al medio ambiente.
Pero no nos engañemos. El seguir con el presente sistema insostenible de gestión de recursos y de generación de energía, nos llevará, inevitablemente, a una quiebra ambiental; de la cual ni los más ricos podrán salvarse.
Si deseas firmar una petición en contra de la perforación marina para buscar petróleo, ve a la página de Greepeace.
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