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El presidente Obama firmó una ley a través de la cual, se intenta proteger al consumidor por medio de la regulación de químico stóxicos.

De momento, esto me sonó fenomenal. Se trata de una revisión sustancial a una ley de control de elementos tóxicos que fuera aprobada en 1976.

Con este cambio, miles de ingredientes químicos presentes en productos de limpieza, juguetes y muebles; fueron adheridos a una lista negra, por así decirlo.

De acuerdo al mandatario, se intenta proteger sobre todo a los más vulnerables -niños y embarazadas.

Todo esto está muy bien. Todo cambio así, por poco que sea, es bienvenido.

Sin embargo, las agencias que aprobaron todos esos químicos y los procedimientos para hacerlo, a veces absurdos, siguen aun en pie.

Pongamos de ejemplo a la de Fármacos y alimentos (FDA en inglés). Después de muchos escándalos, esta agencia no ha realizado ninguna reforma trascendente en la manera en la que trabaja.

Por un lado, los directivos trabajan allí después de haberlo hecho en empresas privadas, y muchas veces, regresan nuevamente a trabajar a estas mismas. Esto ha generado un gran conflicto de interés. Y solamente a través de este hecho, se puede explicar que la FDA, encargada de otorgar permisos de venta sobre productos, asienta en aceptar estudios que las mismas empresas hacen sobre sus propios productos para demostrar que estos son seguros, lo cual es algo digno de provocar risa.

Una agencia independiente – la misma FDA en mi opinión- debería encargarse de realizar esos estudios científicos para que la aprobación de todo producto en el mercado sea realmente segura.

Este cambio, aunque bueno, fue hecho después de que muchos afectados por tóxicos presentes en productos de consumo anteriormente denominados “seguros”, salieran a la luz. Distintas entidades sin fines de lucro pusieron su granito de arena para diseminar información acerca de esos venenos que constituyen las cosas que consumimos diariamente. A la vez, estas organizaciones han generado presión para lograr cambios de este tipo y aun mayores en el gobierno.

Sin importar la causa de la respuesta del presidente, no puedo más que recalcar el tan obviado hecho de que es insuficiente. Ataca los efectos, no las causas. O como dicen en México, solo nos da atole con el dedo.

Mientras que la FDA continúe haciendo las cosas como hasta ahora, seguiremos teniendo nuevos tóxicos en el mercado. Señor presidente, empiece por cambiar la FDA y la USDA (Departamento de Agricultura); las agencias más corruptas de la nación.