En mi reciente viaje a Michoacán, pude darme cuenta que las cosas han mejorado mucho desde los conflictos causados por el narcotráfico agudizados en años anteriores.
Me dio mucho gusto que por lo menos esa parte de México haya regresado a una normalidad, que si bien no es perfecta, es mucho mejor de lo que era hace apenas un año.
Si bien, es cierto que aún existe delincuencia allí, los narcos han optado por no meterse con el pueblo, ya que sus anteriores acciones, flagrantes e impúdicas en contra de toda la gente, les dieron muy malos resultados
Haciendo un recuento de lo sucedido, el cinismo criminal de los narcos había llegado a tal grado que ya cobraban por “protección” hasta al comerciante más jodido. Recuerdo haber visto un video en el que el Doctor Mireles, anterior cabecilla de los autodefensas, explicaba como la situación empeoró y les hizo actuar cuando los desvergonzados delincuentes comenzaron a recoger a hijas y esposas de los pobladores para violarlas.
Aun cuando la cosa no terminó muy bien para Mireles (está aún encarcelado), hubo un buen cambio gracias a acciones de hombres que como él, tomaron las armas para defender a su gente y a su modo de vida.
A pesar de sus logros tan positivos en la región, el ex líder, este año ofreció una disculpa al gobierno y a sus instituciones por su ‘desobediencia’, y a cambio de esto, los cargos que habían en su contra fueron retirados. Sin embargo, él sigue encarcelado hasta el día de hoy.
En mi opinión, este hombre y otros como él, deberían ser exaltados, no castigados.
Obviamente, en un gobierno tan corrupto y tan coludido con el narco como el presente, esto nunca pasará. Era irónico ver como este se esforzó tanto por desarmar a los autodefensas, mientras que las noticias de narcos aprehendidos o nulificados eran más bien escasas.
La verdad es que mientras que hoy, Michoacán vive una paz relativa -aún existen narcos peleando territorio dentro del estado- la violencia se ha tornado a estados como Guerrero y el norte de México.
A pesar de todo, los hermanos Michoacanos nos han dejado una gran lección: en México, el único capaz de recuperar la paz de una región y de detener al narcotráfico y la delincuencia fuera de control; es el pueblo. Ni más ni menos.
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