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Esta semana ha estado llena de pláticas acerca de la salud de los candidatos a la presidencia de EE.UU. La prensa se ha centrado, como tradicionalmente lo hace, en el estado de salud de estos individuos.

Hace apenas unos días, Hillary Clinton sufrió un desmayo a causa de una neumonía, cosa que vimos una y otra vez en televisión. Mientras tanto, Trump hacia uno de sus tantos comentarios absurdos acerca de Irán, diciendo que mandaría a la armada y que mantendría al país en sitio y solo un gesto malo de parte de los Iraníes le harían decidir atacarlos.

En este caso, mientras que el video del desmayo de Clinton sobrepobló las noticias muy pocos comentaron sobre la última incoherencia del candidato republicano; cosa bastante preocupante; ya que hablaba de que, un simple gesto obsceno le haría iniciar una posible guerra; la cual sería suficiente para generar una tercera guerra mundial.

Si bien es cierto que ya estamos acostumbrados a escuchar cosas absurdas de parte de Trump, no podemos ignorar la posibilidad de que esos desatinos se vuelvan realidad.

Creo yo que si bien, la salud de los candidatos es relevante en una carrera presidencial, lo es más su posición en asuntos de vital importancia, así como su capacidad de liderazgo y su balance ideológico y mental al tener que decidir por toda la nación.

Mientras tanto, los medios, enfocados aun en la salud de los candidatos, nos traen ahora a un Donald Trump que decide presentarse en cobertura nacional con el Dr. Oz para mostrar una carta que, según él, da fe de su buen estado de salud.

Alguien de la edad de Trump simplemente debería borrar toda duda acerca de su persona y hacer lo que muchos otros candidatos aspirantes a dirigir el país hacen: hacer públicos sus registros no solo de salud, sino fiscales; cosa a la cual el magnate de Nueva York se ha negado rotundamente.

A pesar de todo, debo admitir que es bastante apropiado que el Sr. Trump se presente en el mencionado programa. El Dr. Oz es muy dado a hacer demostraciones que incluyen excremento y cosas, si bien de no muy buen gusto, sí son del conocimiento general necesario.