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Raúl Martínez-Sandoval is a graphic designer for Excelsior, La Prensa and SCNG.
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¿Acaso ha escuchado mencionar el término “Colegio de Electores”? Precisamente, cada época de elecciones, dichas palabras regresan al ideario colectivo junto con cierto misterio adjunto para la mayoría de la población, quienes creen que un candidato a presidente o vice presidente en EE.UU. simplemente son elegidos por voto popular.

Sin embargo, esto está lejos de ser verdad.

Este es el único país en el que el voto de las masas no es el único que define los resultados en las elecciones. El uso adicional de un sistema de Colegio Electoral como organismo votante “representativo” es criticado por otros países, en los cuales se cree que este proceso socava la democracia. Pero, ¿cómo es que se creó dicha entidad?

Sucede que en 1787, los autores de la constitución decidieron crear un organismo de votación para las elecciones, descartando así la votación directa como único recurso. Según ellos, este nuevo sistema fue creado para proteger a los estados más pequeños ante la influencia descomunal de los estados más grandes, cuya mayor población fácilmente podría definir quién podía ser presidente y quien no.

¿Qué tan cierto es esto? Bueno, en tiempos modernos, cada miembro del colegio electoral es elegido de acuerdo a la población y al número de representantes de cada estado. De esta forma, si un estado es pequeño, tendrá pocos representantes, y a su vez, pocos miembros del colegio electoral. En el caso de California, este es el estado con más miembros del colegio de toda la nación (55).

De esta forma, la dichosa “protección a los estados pequeños” termina siendo simplemente una falacia para evitar que el voto directo decida llanamente una elección presidencial.

Por si fuera poco, tan solo en California, cada partido determina cómo escoger sus miembros para el susodicho colegio. En el partido demócrata por ejemplo, cada nominado al congreso y al senado, designan a su vez a un elector del colegio.

En otras palabras, el partido, a su manera, ejerce la “dedocracia” para escoger a los miembros del Colegio Electoral, bien pudiendo escoger a sus amigos y compadritos, quienes a final de cuentas, pueden definir quién será el próximo presidente, aun en contra del voto popular como sucedió en el año 2000.

En aquellas elecciones, a pesar de que George Bush perdió en el voto popular por un 0.51 por ciento, este terminó convirtiéndose en presidente gracias a que los miembros del colegio le favorecieron con 271 votos a favor, contra 266 que Al Gore recibió en ese entonces.

En resumidas cuentas, este complicado proceso parece más una farsa que algo legítimo. El voto de la gente es el que crea una democracia.

Aunque no todo es tan gris en el proceso electoral americano. Su voto directo es aun el único que cuenta cuando se trata de elegir a sus representantes en las cámaras o para aprobar leyes. En pocas palabras, aun con el dichoso Colegio Electoral, su voto tiene aun peso en el rumbo que ha de tomar la nación.

Mándenos sus comentarios a: rmsandoval@live.com

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