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Washington, 11 abr (EFEUSA).- Los grupos proderechos de los inmigrantes concluyeron hoy una semana protagonizada por el fin de sus campañas de huelga de hambre, un punto y aparte que, según advierten, precede a un “giro más agresivo” de sus acciones para presionar al Congreso y lograr la aprobación de la reforma migratoria.

Un grupo de cien mujeres llevó a cabo esta semana una huelga de hambre de 48 horas en Washington como culminación de una campaña nacional de ayunos temporales que han realizado otras 1.500 mujeres a lo largo del último mes en 35 estados, el Distrito de Columbia y México DF.

“Va a haber una escalada en nuestras presiones. Más manifestaciones, más actos de desobediencia civil, más confrontaciones”, advirtió hoy Kika Matos, portavoz de la coalición Movimiento para una Reforma Migratoria Justa (FIRM, en inglés), en declaraciones a Efe.

Tras finalizar el año 2013 sin un acuerdo en el Congreso, y después de la tibia respuesta republicana en enero al revelar sus principios para la reforma, los grupos de activistas han comenzado a ejercer presión tanto a los legisladores conservadores por no empujar el proyecto de ley, como al presidente Barack Obama para que alivie las deportaciones.

La iniciativa de “Fast for Families” (Ayuno por las familias) que se lanzó en otoño pasado, inauguró la estrategia de las huelgas de hambre para llamar la atención sobre la reforma, actos que se han replicado a lo largo de estos meses.

Tras más de un mes de ayuno de sus activistas, comenzaron una caravana por más de 30 estados que culminaron este miércoles en las oficinas del líder de la mayoría republicana en la Cámara, John Boehner, y visitando hoy al vicepresidente Joe Biden, quien dijo apoyar su mensaje.

Sin embargo, ante la inacción de unos y de otros, los próximos pasos que darán los activistas harán mucho más ruido.

Matos confesó que la visita de la directora de Política Nacional de la Casa Blanca, Cecilia Muñoz, y de la asesora presidencial Valerie Jarret a la carpa donde ese centenar de mujeres ayunó esta semana fue “muy desilusionante”.

“La visita de Cecilia Muñoz y Valerie Jarret me desilusionó mucho. No escuchaban las historias de las mujeres que estaban allí, todas ellas afectadas por las deportaciones y el sistema migratorio. Estaban más preocupadas por excusar al presidente”, insistió Matos, quien tampoco sintió verdadero interés por parte de los legisladores republicanos que pasaron a ver a las huelguistas.

“Se echaron la culpa unos a otros y no mostraron ninguna intención de hacer avances”, denunció la portavoz de FIRM, por lo que a partir de ahora, según explicó, se centrarán en una estrategia que castigue realmente la falta de acción tanto de demócratas como de republicanos en las elecciones del próximo noviembre.

“United We Dream” (Juntos soñamos) y National Day Laborer Organizing Network, la Red Nacional de Jornaleros, están uniendo sus esfuerzos para pedir a Obama que detenga las deportaciones, que ya suman los dos millones desde que llegó a la presidencia, en tanto que la reforma sigue estancada.

Mientras tanto, el sindicato SEIU y Center for American Progress están más centrados en presionar a los republicanos del Congreso, acompañados por los esfuerzos combinados en ambos frentes de America’s Voice, Alliance for Citizenship y FIRM.

“Están metidos en un juego político que afecta a nuestras comunidades, y eso es inaceptable”, reiteró Matos en referencia al cruce de acusaciones entre la Casa Blanca y los republicanos sobre su falta de compromiso en la materia. EFEUSA