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Senador Rand Paul.
Senador Rand Paul.
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Washington, 7 abr (EFEUSA).- El senador Rand Paul es un “rara avis” conservador, un republicano opuesto a guerras en el extranjero, que moviliza a jóvenes, que pide más celo con el derecho a la privacidad y que quiere hacer historia al llevar a la Casa Blanca la ideología ácrata, de menor intervención del Estado, de los “libertarios”.

Paul, de 52 años, llegó a la política aupado en la figura de su padre, Ron Paul, un veterano e incansable político que resucitó el ideario “libertario”, una vertiente de los republicanos que quiere volver a los principios fundacionales del país y que ha conquistado a un gran número de jóvenes en Estados Unidos.

El joven Paul, senador desde 2011, que anunció hoy su intención de ser candidato presidencial en las elecciones de 2016, tiene apoyos de grandes donantes, así como de una importante cantera de “libertarios”.

Ese grupo, que se desmarca del discurso oficial republicano y que hizo “ruido” en las primarias de 2012, cuando Ron Paul era el candidato, podría convertir ahora al heredero de la ideología libertaria en uno de los favoritos.

Durante tres años consecutivos, Paul se ha proclamado el favorito de los asistentes de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), en la que se dan cita los principales candidatos conservadores y donde se mide la intención de voto de las bases republicanas.

Rand Paul es un oftalmólogo que en 1988, cuando su padre se presentó como candidato presidencial del recién fundado Partido Libertario, comenzó a verse inmerso en política y que dedica parte de su tiempo a aplicar sus conocimientos de medicina gratis a los más desfavorecidos.

En 2014, el senador por Kentucky viajó a Guatemala para realizar cirugía y tratamiento oculares a los más necesitados, una misión que resaltó hoy al anunciar sus aspiraciones presidenciales explicando la experiencia de devolver la vista a aquellos que no podían ver.

La grandilocuencia es una de las características clave de los políticos estadounidenses cuando se van a enfrentar a año y medio de dura campaña, primero frente a rivales del propio partido en las primarias por todo el país y, posteriormente, ante la maquinaria del partido rival, en este caso el demócrata.

Además de contar con esa grandilocuencia, Paul ya tiene una mínima infraestructura de campaña en macha y está entre los favoritos de las encuestas para hacerse con la candidatura presidencial republicana.

Según la media de sondeos que realiza RealClearPolitics, Paul cuenta con el 8,7% de los apoyos, solo superado por el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, (16,2%) y por el exgobernador de Florida, Jeb Bush (16,8%).

Paul se presenta a esta carrera por la Presidencia como “un republicano diferente”, uno que aboga por dejar a los estados decidir en temas como el matrimonio entre personas del mismo sexo, la legalización de la marihuana o el aborto.

Desmarcándose de la línea dominante entre los republicanos, el senador no niega la existencia del calentamiento global y que los humanos sean los causantes del efecto invernadero, al tiempo que desecha la política exterior intervencionista y militarista de Estados Unidos.

En general, Paul se opone a que el Gobierno federal se arrogue la potestad de marcar las líneas básicas en temas como educación y siga engordando su presupuesto para regularizar o gobernar más aspectos de la vida de los estadounidenses.

El senador ha dicho que Estados Unidos debería estudiar si volver al patrón oro, aunque, al contrario que su padre, no ha llegado a oponerse abiertamente a la desaparición de la Reserva Federal, como poder monetario central.

No por casualidad, el eslogan con que se presentó a su anuncio de candidatura presidencial fue “Acabar con la maquinaria de Washington”, defender las libertades del individuo por encima de un poder central.

En el terreno más personal, Paul está casado con Kelley Ashby, oriunda del estado de Kentucky, con quien tiene tres hijos.

Bautizado episcopaliano, el senador ha dicho que apoya la Primera Enmienda de la Constitución, que estipula la separación de Iglesia y Estado, pero lo que él defiende es “un gobierno fuera de la religión, no la religión fuera del gobierno”. EFEUSA