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Renuncia de John Boehner en la Cámara de Representantes abre la puerta a la especulación

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Washington, 25 sep (EFEUSA).- Con casi cinco años a sus espaldas capitaneando a los republicanos en la Cámara de Representantes, su presidente, el congresista por Ohio John Boehner decidió echarse a un lado y renunciar al cargo ante la crisis sufrida por su liderazgo y las presiones del ala ultraconservadora de su partido.

A sus 65 años, y con una dilatada carrera política, Boehner revalidó su cargo de presidente de la Cámara de Representantes el pasado noviembre, pero según reveló hoy, su abandono ya le rondaba entonces por la cabeza.

La inesperada derrota de su “número dos”, Eric Cantor, quien parecía su sucesor natural, le hizo prolongar su estadía al frente de la cámara baja, según dijo hoy, para dar “continuidad” a su proyecto.

Sin embargo, fue precisamente la aplastante victoria de los republicanos en las legislativas de noviembre la que le ha causado más problemas, ya que con ella la cámara baja se nutrió de un mayor número de miembros del Tea Party, con los que el “establishment” del partido, con Boehner al frente, ha tenido que lidiar.

Este movimiento ultraconservador, que ha revitalizado a la derecha estadounidense y que sitúa al presidente Barack Obama como el gran enemigo, ha criticado en numerosas ocasiones al presidente de la Cámara de Representantes por considerarlo miembro de la burocracia autocomplaciente de los pasillos del Capitolio.

Lo cierto es que a Boehner le gusta el Congreso, donde lleva desde 1991 como legislador; mientras que a los miembros del Tea Party, no.

Boehner, que mantendrá el cargo y el escaño hasta el 30 de octubre, ha sufrido la irreverencia del Tea Party, que forzó crisis políticas de gran calado como el cierre parcial del Gobierno federal en octubre de 2013 durante dos semanas por no lograr un compromiso con los demócratas del Senado, arrastrado por la beligerante retórica anti-gasto público de estos jóvenes legisladores.

Durante sus dos primeros años de mandato, Boehner explicaba la disfuncionalidad del Congreso por el fuerte enfrentamiento con los demócratas, que entonces controlaban el Senado, sin embargo, tras su victoria el pasado noviembre la cámara alta, no ha podido eludir que las tensiones y los escollos los tiene dentro de su propia bancada.

Pese a ello, el hábil político de Ohio, que se muestra orgulloso de haber comenzado trabajando como camarero en un bar de pueblo, ha sabido mantenerse a flote hasta hoy, con la intención de no “causar un daño irreparable a la institución” que presidirá hasta el 30 de octubre próximo.

“Mi primera responsabilidad al frente de la Cámara de Representantes es proteger esta institución, por ello he decido renunciar al cargo”, aseveró el líder republicano, quien consideró que precisamente su decisión fortalecerá el legislativo.

A apenas unos días de que se cumpla la fecha límite para que el Congreso dote de fondos al Gobierno para el próximo año fiscal, el miedo a otro cierre parcial todavía pende sobre los pasillos del Capitolio mientras los más conservadores insisten en vincular una disposición relativa a una organización de planificación familiar.

Aunque la relación entre el presidente Obama y Boehner no ha sido precisamente conocida por sus buenos momentos, con cruces de acusaciones sobre falta de “coraje político”, ambos han podido al menos hallar canales de comunicación para permitir que el Ejecutivo continuara funcionando pese a la fuerte polarización de Washington.

De educación y fuertes convicciones católicas, Boehner cumplió precisamente este jueves uno de sus mayores sueños al lograr, tras años de esfuerzo, que un papa hablara ante la sesión conjunta del Congreso, acto durante el cual no pudo ocultar estar visible emocionado. EFEUSA