La Wikipedia define al dinero como “un objeto o registro, el cual es generalmente aceptado como pago por productos y servicios, y como repago de deudas en cualquier país o contexto socioeconómico.
Es de llamar la atención la parte que menciona al dinero como “registro”, lo cual indica que no todo el capital tiene que ser algo físico. Basta con que una institución acreditada confirme dicho registro para que este pueda tener valor de compra.
El dinero en la sociedad
Todos hemos escuchado aquella famosa frase popular “nada tienes, nada vales”, la cual, resume y concreta la superficialidad de un sistema de compra y venta como el capitalismo.
Desde niños aprendimos que solo aquello material que podemos llegar a tener nos va a dar un valor dentro de la sociedad.
Por ende, estudiamos una carrera esperando que nos ofrezca un futuro promisorio, encontramos un trabajo, nos compramos un buen auto, nos casamos, buscamos comprar una casa, tener una cuenta bancaria solvente y una buena familia, todo lo cual, en en conjunción, esperamos nos traiga la felicidad.
Si la carrera que escogemos apenas comienza a dar frutos y no contamos con el dinero aun para realizar la compra de casa, entonces nos echamos el compromiso de un préstamo bancario, lo cual puede proveernos del dinero que aun no tenemos.
Recordamos nuevamente el viejo adagio: “nada tienes…” y sin pensarlo dos veces, firmamos el contrato de compraventa adquiriendo una heredad para los nuestros.
Al final, tal vez nos sentimos contentos al haber adquirido nuestra propiedad y agradecemos que los bancos tengan el dinero que nosotros no poseemos aun.
El dinero en la economía
Al comprar una casa a través de un préstamo, la liquidez monetaria se expresa a través de un contrato o compromiso de pago; pero, ¿acaso se ha preguntado de dónde proviene ese dinero?
¿Me creería si le dijera que proviene de la nada?
Por absurdo que parezca, así es.
Un banco realiza préstamos basado en la proporción de la reserva monetaria que tienen depositada y debe mantener cierto porcentaje del depósito en el banco, mientras que el dinero restante puede prestarlo.
Por ejemplo, si usted deposita $100 dólares en su banco, este solo tiene que mantener… digamos que el 15%, que son $15 dólares del total, esto para que haya efectivo disponible para el usuario. El resto del dinero es usado para préstamos.
Se supone que los $85 restantes, después de ser prestados, regresarán al banco.
Entonces, según el banco, el suministro suministro de dinero con que el banco cuenta es ahora $185 dólares, $100 de los que usted depositó y $85 que ahora le deben; pero si me sigue, el suministro real de efectivo en el banco es de… así es, $15 dólares.
Aun así, el banco dice poseer $185 dólares, y vuelve a prestar basado en esta nueva suma virtual, solo manteniendo un pequeño porcentaje de dicha suma.
Este proceso, llamado según el nombre en ingles “CREACIÓN de depósito multiplicado”, ocurre indefinidamente hasta que el banco es incapaz de crear dinero.
Este extraño sistema depende de dos cosas: de que el banco sea responsable al realizar sus préstamos y de que el que beneficiado de dichos préstamos no se retrase en sus pagos. Aunque si sucede lo primero, lo segundo será consecuencia lógica.
Una muestra de esto fue lo que pasó 2007, cuando los bancos prestaron más de lo debido a personas que no podían pagar dichas sumas.
El crear dinero de la nada es una práctica aceptada dentro de nuestro sistema monetario.
Pero que quede claro: ni usted ni yo podemos hacer esto, solo los bancos.
El dinero en la política
Un banco conocido internacionalmente es el llamado Banco Central o Reserva Federal, el cual, para sacar de apuros a compañías como la Chrysler y curiosamente, a los mismos bancos, tuvo que crear literalmente dinero de la nada mas allá de la proporción del capital con que cuenta, lo cual está generando una inflación de precios que terminaremos pagando usted y yo.
Cuando era niño, aprendí que prestar algo que no se poseía era inmoral, pero nunca me enseñaron que dejaba de serlo si me convertía en ejecutivo bancario.
El dinero compra productos, servicios, mano de obra, recursos diversos, posición, pertenencias, comodidad, etc., pero sobre todas las cosas, el dinero compra poder.
Esto lo saben muy bien las compañías que envían grupos de presión para “patrocinar” a nuevos candidatos a puestos gubernamentales, y así asegurarse que estos impulsen nuevas pólizas que les favorezcan monetariamente.
Una fina muestra de esto son el senador Ron Calderon y su hermano el asambleísta Charles Calderon, quienes ocupan puestos en un comité y reciben continuas sumas de grupos de presión o “lobbyists” para apoyar ciertas leyes según datos del LA Weekly.
Puede entonces decirse, con todo derecho, que el dinero también compra candidatos y servidores públicos.
Póngase a examinar a cualquier candidato.
En los portales MAPLight.org y FollowTheMoney.org figuran análisis de contribuciones hechas a estos. Lo interesante es que gran parte de esas contribuciones fueron otorgadas no por sus electores, sino por personas fuera de su jurisdicción. Destacan sobre todo áreas de Sacramento y el capitolio donde generalmente viven los llamados “Lobbyists”
A través de estos sitios electrónicos, usted puede encontrar los nexos existentes entre las empresas que apoyan sus candidaturas y las leyes que dichos candidatos respaldan.
Pero volviendo a la cuestión bancaria: ¿quién aprobó que el crear dinero de la nada se convirtiera una práctica legal? Los mismos candidatos que, una vez logrando la posición deseada dentro del gobierno, impulsaron o firmaron las leyes que, en medio de falacias técnicas, han justificado por mucho tiempo dicha práctica.
Nuestro sistema monetario es como un gigante de aire destinado a reventar donde el dinero físico sirve solamente de ornamento mientras que el dinero virtual, o el aire que conforma nuestra frágil realidad, termina transportándola a la zona de las cifras rojas que llamamos crisis o recesión.
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