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MARATON DE BOSTON: Yihadismo “de cocina” mantiene su amenaza a un año del atentado

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Boston, 14 abr (EFEUSA).- Boston se prepara para recordar mañana los atentados de la maratón del año pasado que pusieron en evidencia el peligro del terrorismo de los “lobos solitario” que se inspiran en información yihadista en internet y son difíciles de detectar.

El manual para “construir una bomba en la cocina de tu madre” inspiró los atentados de la maratón de Boston de hace un año y sigue siendo una amenaza para Estados Unidos, especialmente por la dificultad de detectar estos planes terroristas.

Esta primavera, el manual terrorista en inglés “Inspire” publicó su último número en internet con instrucciones específicas sobre cómo preparar un coche bomba con tanques de gas y oxígeno y recomendaciones para ocasionar el mayor daño posible en Estados Unidos.

Ese mismo manual es considerado por los investigadores como uno de los principales inspiradores para Tamerlán y Dzhokar (Jahar) Tsarnaev, los hermanos de 26 y 20 años que el pasado 15 de abril colocaron dos ollas de presión llenas de explosivos caseros en la concurrida meta de la maratón de Boston.

Las detonaciones mataron a tres personas en el acto e hirieron a otras 260, muchas de las cuales sufrieron amputaciones o heridas y cicatrices de las que aún se intentan recuperar.

Los dos jóvenes procedían de una familia de Daguestán, en la región del Cáucaso norte, pero llevaban una década residiendo en Estados Unidos y Jahar, que se había educado en el país desde los ocho años, era ciudadano estadounidense.

Eso no evitó que coquetearan con ideas islamistas radicales y comenzaran a visitar foros y a leer manuales como “Inspire” fuera del radar del FBI o de agencias de inteligencia, que no consiguieron conectar las sospechas que no obstante manejaron, especialmente las que apuntaban a Tarmelán, el hermano mayor y el más radical.

Para las autoridades estadounidense sigue siendo extremadamente difícil detectar a radicales que preparan ataques por su cuenta, sin relaciones y contactos con una organización definida, como ocurrió en el intento de coche bomba en 2010 en el Times Square de Nueva York.

Mientras tanto, Al Qaeda sigue intentando reclutar “mártires” con “Inspire”, que en su más reciente número en marzo enseña a montar explosivos y recomienda colocarlos en zonas concurridas en ciudades como Washington, Nueva York, Chicago o Los Ángeles.

“Estamos ante una nueva evolución del terrorismo”, indicó la semana pasada el congresista texano Michael McCaul, presidente del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representante, donde se celebró una audiencia sobre los atentados.

McCaul recordó que los dos hermanos habían fabricado sus explosivos en casa y habían acumulado un arsenal para supuestamente cometer posteriormente otro atentado en Nueva York.

Esos explosivos improvisados, que incluían cartuchos similares a la dinamita y otra olla de presión lista para ser activada, fueron usados contra la policía en una espectacular persecución la madrugada del 18 al 19 de abril en las afueras de Boston, en la que murieron un agente y el propio Tamerlán Tsarnaev.

Jahar mantuvo la ciudad en toque de queda durante todo el día 19, mientras equipos especiales de policía y helicópteros intentaban dar con el joven, que fue hallado ocultó en el bote de recreo de un vecino de Watertown, a las afueras de Boston.

El pasado jueves, el Departamento de Seguridad Nacional publicó un largamente esperado informe en el que examinaba las lecciones aprendidas en el ataque de Boston, con especial atención a la importancia de compartir información entre agencias para detectar a estos “lobos solitarios”.

El más crítico informe de la Cámara de Representantes recuerda que los avisos por parte de la inteligencia rusa sobre Tamerlán pasaron desapercibidos, mientras que el espionaje estadounidense asegura que Moscú debió ofrecer más información que conocía.

Estas contradicciones y la complejidad de conectar todo el entramado policial y de inteligencia siguen siendo puntos débiles en la lucha terrorista un año después del atentado de Boston. EFEUSA