Skip to content
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, tendrá ahora el apoyo del senado al lograr la mayoría los republicanos también en esa bancada.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, tendrá ahora el apoyo del senado al lograr la mayoría los republicanos también en esa bancada.
Author
PUBLISHED: | UPDATED:

Washington, 16 dic (EFEUSA).- Los republicanos recuperaron en 2014 el control total del Congreso tras los comicios legislativos del pasado noviembre, una dura oposición para los dos últimos años de mandato del presidente Barack Obama, mientras el país ya se prepara para buscarle un sucesor.

Aunque todos los pronósticos ya aventuraban que los conservadores se harían con el Senado, la victoria republicana fue mucho más contundente de lo esperado, al arrebatarle a los demócratas hasta nueve asientos -solo necesitaban seis-, e incrementar su presencia en la Cámara de Representantes.

El año 2014 ha sido uno de los más duros para el mandatario en términos de valoración popular, alcanzando cifras récord en negativo que han empujado a su vez al Partido Demócrata a la derrota parlamentaria.

La llegada del virus del ébola en las semanas previas a las elecciones y el comienzo de la campaña militar contra el Estado Islámico (EI) como consecuencia de su incipiente amenaza, debilitaron aún más la imagen de Obama y sus compañeros de partido, ya menoscabada por la fuerte e incesante campaña de oposición de los republicanos contra la ley sanitaria.

“En general, los estudios muestran que los votantes tienen en cuenta la aprobación presidencial al votar los asientos de la Cámara y del Senado de EEUU, por lo que el hecho de que los índices de aprobación de Obama se redujeran en muchos estados clave que ganó en las elecciones de 2012 se tradujo en problemas para los demócratas”, explica a Efe Christopher Larimer, profesor de Ciencia Política.

Los resultados de los comicios de noviembre otorgan a los republicanos la mayor victoria conservadora durante la era Obama, mientras que lejos queda ya aquel 2008 en el que, aupados por la esperanza de su candidatura, la llamada “Obamanía”, los demócratas tuvieron el Congreso en sus manos.

Al mandatario le quedan dos años en el Despacho Oval, en los que deberá trabajar por encontrar puntos de consenso con los conservadores para avanzar en su agenda, y previsiblemente, como ha hecho en las últimas semanas en materia migratoria, hará uso de su poder ejecutivo para actuar en aquellos en los que no converja.

El nuevo Congreso, que se conformará este enero, tendrá como líder de la mayoría republicana de la Cámara Alta a Mitch McConnell, quien, al igual que Obama, al día siguiente de la noche electoral adelantó la línea de su mandato en el futuro próximo.

El senador por Kentucky, conocido por su frialdad y pragmatismo, rechazó que Washington vaya a convertirse en un centro de política “disfuncional”, como muchos han aventurado tras los últimos años de polarización extrema entre las dos bancadas.

McConnell reiteró que “hay que empezar buscando sobre qué aspectos en común se pueden hacer progresos”, aunque insistió en que el Senado volverá “a la normalidad” con su llegada al liderazgo, ya que, en su opinión, no ha hecho bien su trabajo en los dos últimos años.

“No va a haber una adecuación perfecta, algunas ideas que yo tengo son buenas para la economía, pero los republicanos no están de acuerdo. Y ellos tendrán ideas que creen que ayudarán a la economía pero yo no creo que ayuden a la clase media”, explicó Obama ante la perspectiva del tramo final de su segundo mandato en la Casa Blanca.

“Aun así -puntualizó entonces-, considero que habrá áreas en las que podremos estar de acuerdo”.

El comercio exterior o la reforma tributaria son algunos de los temas en los que Ejecutivo y Legislativo podrían adoptar posturas comunes, sin embargo hay otras, como la ley de salud o la propia inmigración, en las que el enfrentamiento parece inevitable.

Obama deja así atrás un año en el que, condicionado por las elecciones legislativas, tampoco ha podido tomar las decisiones que hubiera querido en el momento que hubiera deseado.

Sin embargo, el presidente encara 2015 con una oposición más fuerte en el Congreso, pero también más volcada en una estrategia política que ya no va con él: llegar a la Casa Blanca en 2016. EFEUSA