Skip to content
El jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán, Ali Akbar Salehi, aparece en una pantalla de video gigante durante su discurso transmitido en línea durante la conferencia general de la AIEA, en Viena, Austria, el lunes 21 de septiembre de 2020 (AP Photo / Ronald Zak).
El jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán, Ali Akbar Salehi, aparece en una pantalla de video gigante durante su discurso transmitido en línea durante la conferencia general de la AIEA, en Viena, Austria, el lunes 21 de septiembre de 2020 (AP Photo / Ronald Zak).

El presidente iraní, Hasan Rohaní, dijo al conocer la victoria del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, que veía en la noticia “una oportunidad para que la próxima Administración norteamericana regrese a sus compromisos internacionales”.

El presidente de la República Islámica iraní se refería a la esperanza de su gobierno de que se reactivase el pacto nuclear de 2015, sobre el que Rohaní había apostado su crédito político.

El pacto que habían firmado Irán y seis potencias mundiales, EEUU, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania, para que el primero redujese su enriquecimiento de uranio y, a cambio, se le cancelasen las sanciones económicas con las que era castigado.

El mismo pacto que permitía a Irán enriquecer su uranio tras cierto período de tiempo y, potencialmente, lograr un arma atómica, así como desarrollar misiles balísticos al tiempo que los líderes ayatolas hablaban muy alto y claro de su intención de destruir Israel.

El mismo acuerdo que Israel y Estados Unidos denunciaron en varias ocasiones como inútil, porque no realmente detenía la capacidad armamentística de Irán, ya que era temporal y laxo.

Finalmente, en 2018, el aún presidente de EEUU, Donald Trump, mostró no tolerar más las simpatías internacionales hacia el régimen iraní y su idiosincrasia nuclear y retiró a su país del pacto, imponiendo a Teherán sanciones aún más estrictas que antes de su firma.

Irán, amenaza no solo para Israel

Si durante la vigencia del pacto la creciente capacidad nuclear del vecino Irán resultaba una amenaza objetiva para Israel, tras la salida de E.E.U.U., según el último informe de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), la República Islámica acumula ahora doce veces más uranio enriquecido de lo que le permitía el pacto, además de superar el máximo de pureza fijado.

Frente a una nación que somete a sus ciudadanos, particularmente a mujeres y homosexuales, y que patrocina el terrorismo internacional, es difícil sentarse a negociar.

Irán financia y arma a organizaciones como Hezbolá, el grupo terrorista chiita libanés culpable, entre otras cosas, de atentados contra intereses judíos e israelíes en el mundo, recordemos el atentado de la Amia y el de la embajada israelí en Argentina, que dejaron una centena de muertos en Buenos Aires a principios de los años noventa.

Hezbolá, además, se asienta muy firmemente en la llamada Triple frontera, entre Brasil, Paraguay y Argentina, llevando a cabo actividades ilícitas como tráfico de armas, de drogas y lavado de dinero. Y todo eso, controlado por Irán.

Cualquier pacto con Irán le otorgará, como ha sucedido en el pasado, el beneplácito internacional para continuar rearmándose.

Tal vez una coalición internacional no pueda desmantelar la infraestructura nuclear iraní, pero el consenso internacional podría girar sobre sus talones y decidir sentarse a negociar con los aliados árabes de Israel, que en los últimos meses se han estado multiplicando.

Ya son, Egipto, Jordania, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Sudán. Todos ellos enemigos de Irán, como también lo es Arabia Saudita y muchos países más de Oriente medio que se sienten igual de amenazados por la República islámica.

Cualquier acuerdo con Irán tiene que pasar necesariamente por un reconocimiento explícito del derecho de existencia de Israel y ahora es un buen momento para volver a traer este asunto a la agenda política, con el cambio de gobierno en EEUU, cuando Israel está arropado con nuevos socios en la zona y sin olvidar que todos ellos tienen un enemigo común.