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En un país como este donde la variedad de razas es la norma, la tensión racial suele ser una constante.

Solo basta para que un evento que pareciera común se sale del reino de lo ordinario, tomando una relevancia que trasciende localidades, para que el tema racial vuelva a emerger ligado a la discriminación.

El pasado martes 3 de Marzo, el Departamento de Justicia de la nación, por medio de un informe, declaró que la Policía de la localidad de Ferguson cometía discriminación racial. En esta ciudad, Mike Brown, un joven afroamericano, murió por los disparos de un agente el año pasado.

Precisamente al día siguiente de salir este informe, se da a saber que Darren Wilson, el policía blanco que mató de forma controversial al joven, fue exonerado de toda culpa una vez más, esta vez por una corte civil.

El informe oficial fue realizado por medio de la revisión de 35,000 documentos de la policía de dicha localidad entre el 2012 y el 2014.

Según este, los ciudadanos negros, quienes conforman el 67% de Ferguson, son objeto del 85% de detenciones de trafico realizadas, del 93% de arrestos y del 88% de casos de uso de fuerza policial.

Desgraciadamente, la comunidad negra no es la única que sufre dicho acoso por parte de la policía.

Según estadísticas del 2005 tomadas de agencias de gobierno y publicadas en civilrights.org, un 9.6% de negros y un 8.8% de hispanos que eran parados por la policía eran registrados, a diferencia de un 3.6% de los blancos, menos de la mitad.

Aunque sin ir tan lejos, hace poco en California, la Coalición de Jóvenes Inmigrantes (IYC en inglés) protestaron porque la policía seguía arrestando y mandando al ICE a inmigrantes indocumentados sin antecedentes penales, esto a pesar de una ley instaurada en enero del 2014 (TRUST Act) que impide este tipo de procedimientos, muy comunes antes de la aprobación de dicha ley.

También en California, casos controversiales en los que un hispano es muerto por un policía son poco publicitados. En el 2013, Ricardo Díaz-Zeferino fue muerto por policías después de que este reportó el robo de la bicicleta de su hermano. Al llegar los agentes, pensaron que unos amigos de Díaz-Zeferino, quienes ayudaban a buscar su bicicleta, eran los ladrones. Al momento que iban a detenerlos, Ricardo Díaz-Zeferino apareció y, según testigos, con las manos en alto les gritó en inglés que ellos no eran los ladrones, que ellos habían hecho el reporte. Sin embargo, de manera irónica, los policías dispararon y mataron a Díaz-Zeferino en el acto.

Hubo pocas noticias del reporte. Llama la atención que una de las escasas noticias reportadas -muy superficialmente- por la cadena CBS está llena de omisiones. Nunca mencionan que los detenidos y el asesinado ayudaban a buscar la bicicleta robada. También omiten el hecho de que Díaz-Zeferino, según testigo, tenía las manos en alto mientras les decía a los agentes -en inglés- que estaban deteniendo a las personas equivocadas. Por su parte, en el diario LA Times se dice que se habían reportado a dos ladrones de una bicicleta, lo cual era incorrecto. El diario local que obtuvo el audio de las llamadas desmiente estas versiones.

En este caso, no hubo un video que mostrara el desafortunado evento. Sin embargo, a mi modo de ver, un caso así debió causar más revuelo que el caso de Mike Brown. No lo digo por minimizar la muerte del joven. Nada justifica que un robo menor produzca una muerte de alguien que además estaba desarmado. Pero en este caso, el asesinado por la policía era alguien que ayudaba a resolver el robo de una bicicleta. De igual manera los otros dos que iban a ser arrestados, uno de los cuales recibió también disparos de los oficiales.

Más que ineptitud total por parte de los policías, los cuales fueron suspendidos y reinstaurados a sus puestos poco después, me parece que su prisa por jalar el gatillo se debía da lugar a muchas conjeturas, ninguna de ellas favorables para ellos.

En realidad, en esta nación siempre han habido abusos de autoridad y discriminación por parte de las autoridades; aunque no siempre hay estadísticas claras de estos porque muchos de los resultados de juicios terminan en un acuerdo en el que el departamento de policía paga una compensación a familiares de las víctimas y por ende, el juez nunca llega a una decisión. En el caso mencionado, no se sabe si hubo un juicio o compensación alguna para los afectados.

Hoy día, hechos así resultan más aparentes gracias al acceso del uso de video y las redes sociales por parte de la población. Solo la participación activa de todos puede hacer que cambien estas conductas aberrantes de parte de nuestras autoridades, quienes tienen la responsabilidad de “proteger y servir”; aunque hay muchos de ellos quienes tienen esa noción errónea de que si alguien tiene la piel oscura, entonces lo más probable es que sea un criminal.

Mándenos sus comentarios a: rmsandoval@live.com

– Los indocumentados y la Ley de la Confianza