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En la carrera por la presidencia, los candidatos se juegan grandes cosas, lanzan promesas, toman posiciones sobre temas de alto relieve y generalmente; tratan de hablar del pasado lo menos posible.

Esto último debido al hecho que como seres humanos, ellos también tienden a cambiar de opinión con el tiempo. Sin embargo,uno puede tropezarse con inconsistencias al sopesar la continuidad de sus ideas principales, sus mas profundos ideales, y todo aquello que les hace ser lo que son y que es al final, lo que primordialmente nos atrae a sus causas políticas.

Si bien, la carrera por la presidencia del país está aun algo lejos en el horizonte, la carrera por la candidatura de cada partido se va tornando cada vez más clara.

Entre los principales candidatos tenemos a Hillary Clinton, una mujer que ya alguna vez llegó a ser primera dama y que ahora, por segunda ocasión, contempla convertirse en candidata para representar a esta gran nación.

El interés generado en su candidatura por ser la primera mujer que podría lograr la presidencia no es poco. Se sabe que es una mujer fuerte, de sólidas decisiones. En realidad, si lograra obtenerla, esta próxima carrera por la presidencia podría polarizarse en un voto de sexos.

Es natural que muchas mujeres puedan sentirse representadas por ella, algo similar de lo que pasó hace algunos años entre las personas de distintas etnias cuando Obama, siendo afro-americano, fue hecho candidato de su partido.

Sin embargo, mas allá de lo aparente -el color de Obama y el sexo de Clinton-, un candidato lleva consigo una agenda obvia -aquella que da a saber- y una agenda que se va desarrollando conforme pasa el tiempo; aunque en general, se espera siempre transparencia y buena fe de todo aspirante a la presidencia.

Es por esto que en el presente, Clinton esta siendo cuestionada por organizaciones civiles acerca de su posición sobre el Tratado Trans-Pacifico (TTP), un acuerdo internacional de cual se sabe poco.

Lo preocupante, es que eso poco que se conoce del TTP, contiene tintes alarmantes.

Una de las cosas que se intenta lograr con este tratado, es un comercio internacional con menos trabas y con mayores posibilidades para el crecimiento empresarial.

El problema es que al parecer, ese crecimiento y esa fluidez vienen con costos. En este caso, los que pagarían por este tipo de cuestiones serían los trabajadores y la población en general.

Y es que por un lado, el TPP intenta anular toda ley nacional que interfiera con su normativa, e inclusive retarla en los tribunales.

Entre otras cosas, el TTP busca también limitar la libertad de expresión en Internet, restringir leyes locales, facilitar aun más la exportación de empleos a lugares con salarios baratos y la extracción de recursos naturales de los países participantes, aun cuando esto produzca serios problemas económicos, ambientales o de otra índole.

Otra de las cosas negativas de dicho tratado es que alimentos y productos podrían ser importados de países donde los estándares de calidad son pobres o casi nulos, lo cual vendría a poner en detrimento la salud pública. Dichos productos, serían baratos, claro está, tanto que los negocios locales no podrían competir en contra de los monopolios transnacionales.

Recientemente, la senadora Elizabeth Warren declaró que este acuerdo permitiría a los bancos hacer cosas que estos no podrían hacer a la luz del día. En resumen, dicho tratado, sería un desastre para el trabajador de clase media y baja.

Es por razones como estas que organizaciones como Credo tratan de obtener una respuesta clara de parte de Clinton. ¿Apoyará o no este tratado la ex secretaria de estado?

En el pasado, siendo primera dama, Clinton respladó al Tratado de Libre Comercio (NAFTA en inglés) que su esposo pudo pasar a través de un ‘fast track’, un recurso legal para que el Congreso no pueda enmendar ninguna de sus regulaciones; algo que Obama también intenta usar en el presente.

Posteriormente en el 2008, ella criticó el NAFTA y juró hacer las cosas de distinta manera con el TPP. Mientras tanto, siendo aun secretaria de estado, Clinton ayudó a pasar varios tratados como el de Korea, que desapareció trabajos, o el de Colombia, el cual eliminó sindicatos y derechos laborales.

En el 2011, ella misma fue promotora del TTP, aun cuando dicho tratado estaba siendo llevado a cabo con gran falta de transparencia.

A mi forma de ver, un tratado sin debates y sin posibilidad de enmiendas, no suena como un buen tratado del todo. Y definitivamente, todo alrededor del TPP suena extraño y alarmante.

La organización progresista Credo, al pedir a Clinton que anuncie públicamente su posición sobre el TPP, le obliga a hacer declaraciones que podrían ganarle o hacerle perder votos si llegase a ser candidata por la presidencia.

Aun cuando su pasado parece inclinarse más al apoyo del TPP, su pronunciamiento podría ser una clave para que esta organización progresista apoye o no a Clinton.

Aunque, si me preguntan a mí, no creo que un pronunciamiento suyo haga gran diferencia. Ella como política que es, usa la retórica para convencer; pero de eso a que implemente esas promesas a la vida real, bueno… pues esa es ya otra historia. Aunque a decir verdad, parece ser que Hillary tiene ya su decisión tomada sobre el tema.

Lo importante de todo esto es que uno como votante, vaya más allá de lo aparente cuando se trata de otorgar algo tan importante como su voto. El hecho de que alguien sea mujer, hombre, latino, bien parecido o carismático, no es lo único que deberíamos sopesar cuando pensamos en votar. Está tambien el pasado de cada candidato, lo que han hecho, lo que no… también están sus alianzas, sus propuestas, y entre todo esto, nuestro discernimiento sobre si esa persona podría ser un buen representante para todos nosotros, no solamente para algunos; como suele suceder.

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