Miles de empleados de McDonald y activistas sindicales acudieron a la sede de la empresa cerca de Chicago el jueves para celebrar la más grande protesta jamás hecha contra los “salarios de pobreza” pagados a la mayoría de sus 400,000 empleados, mientras que el directorio de la empresa se reunía con los accionistas.
La compañía que tiene 35,000 restaurantes en 119 países, ha basado su modelo de crecimiento en la venta de comida barata y de baja calidad nutritiva pero bien publicitada, y una planta de trabajadores mal pagados que suelen tener más de dos trabajos para sobrevivir.
El logo de la “M” como “estándar de la comida norteamericana”, la asociación con productos de entretenimiento y su ubicación, ha hecho de la marca un éxito de ventas. La manipulación infantil a través de los juguetitos que agregan a sus menús y el uso de las cifras globales de ventas de hamburguesas, ha sido un argumento central en su mercadeo.
Pero las cosas han cambiado en los últimos años.
Por un lado, los ambientalistas y los vegetarianos han sido exitosos en poner en perspectiva las consecuencias de la forma en que la marca se aprovisiona de sus productos de una forma poco sostenible para el planeta.
Por el otra parte, distintos grupos de activistas han remarcado las consecuencias de pagar bajos salarios a sus empleados: dobles jornadas laborales, dependencia de la beneficencia pública para sostener las familias-
Con esto, es muy probable que los accionistas ya hayan reaccionado tímidamente a cambiar un poco sus productos (ofreciendo bolsitas de manzanas y hasta yogurt), pero lo que no han entendido es que el consumidor sabe más del sudor mal pagado con que se produce su comida.
La empresa sigue culpando a las uniones como SEIU de que simplemente les quieren hacer mala propaganda.
Probablemente necesitan cambiar no solo de menú, sino de mesa directiva con CEOs que por lo menos en alguna ocasión en su vida hayan sabido lo que es ganar un salario de miseria limpiando mesas- Y pagar renta.
