Skip to content
Author
PUBLISHED: | UPDATED:

La familia es una célula dentro de la sociedad. Y esa célula se reproduce a través de los hijos. Las acciones de estos cuando sean adultos causarán cambios a nivel familiar y posiblemente a niveles más amplios.

Esta y otras cuestiones circulaban en mi mente mientras pensaba en la paternidad responsable antes de convertirme en padre de familia.

En parte, es por eso que mi esposa y yo decidimos, después de casarnos, esperar un tiempo antes de procrear.

Ella y yo nos regalamos cinco años antes de tener a Valeria, nuestra pequeñita que el día de hoy, cumple tres meses, una semana y un día.

En ese tiempo que nos dimos, nuestra relación como pareja creció y se fortaleció. Maduramos mutuamente, a la vez que fuimos “pavimentando” el camino para que nuestra pequeña pudiera llegar a un hogar en armonía.

No fue cosa fácil.

Ambos, antes de casarnos, tomamos un curso de planificación familiar natural impartido en una iglesia; y aprendimos el ‘Método Billings’.

Allí nos instruyeron sobre los ciclos de fertilidad de la mujer y sobre cuestiones prácticas que respaldaron fuertemente nuestro deseo de no procrear inmediatamente, sino más adelante, y sin tener que usar anticonceptivos.

En el presente, puedo decir que todo aquello valió la pena. Nuestra hija, una bella y saludable bebé, no solo trajo más alegría a nuestras vidas; sino que también las cambió al convertirnos en padres, y puedo decir que el cambio fue una mejora. Nos llevó a un nivel de madurez, en mi opinión, necesario en toda persona.

Pero más allá de los análisis filosóficos o pedagógicos, puedo decir que nada se compara con la primer sonrisa de un hijo recién nacido, ni con el privilegio de verlo desarrollarse poco a poco. Desde la confusión primera que muestran después de salir del vientre hasta sus primeros logros como persona.

En mi caso, apenas estoy en la etapa de disfrutar sus primeros balbuceos. Esta hermosa personita nos ha traído algo maravilloso; aunque indescriptible. Pero tan bello que cuando voy a trabajar, a veces no puedo evitar suspirar al tener que separarme de ella. Y cuando llego a casa, la expectación constante de verla me acompaña horas antes de terminar mi horario de trabajo.

El misterio de la vida nos da grandes oportunidades. En esta ocasión, me regaló la de ser padre, y este fin de semana muchos celebraremos con esposa e hijos el habernos convertido en papás.

En mi experiencia personal, el hecho de saber que tengo una hijita no solo planeada y deseada; sino creer que hemos hecho todo lo posible por darle un hogar feliz, es algo que nos llena de orgullo a mi esposa y a mí. Aunque sin duda, planeado o no, un hijo es y será siempre una bendición. Feliz día del padre.