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El mariscal de campo de los Broncos de Denver, Peyton Manning, sostiene el trofeo Vince Lombardi tras ganar con su equipo la final de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), la Super Bowl 50, disputada entre los Broncos y los Panthers de Carolina en el "Levi's Stadium" de Santa Clara, California (Estados Unidos) ayer, 7 de febrero de 2016. El espectáculo del medio tiempo en el Super Bowl, entre mensajes y protestas sutiles, trajo algo más que un simple show.
El mariscal de campo de los Broncos de Denver, Peyton Manning, sostiene el trofeo Vince Lombardi tras ganar con su equipo la final de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), la Super Bowl 50, disputada entre los Broncos y los Panthers de Carolina en el “Levi’s Stadium” de Santa Clara, California (Estados Unidos) ayer, 7 de febrero de 2016. El espectáculo del medio tiempo en el Super Bowl, entre mensajes y protestas sutiles, trajo algo más que un simple show.
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El espectáculo de medio tiempo del juego más caro de la historia del deporte conlleva a su vez altas expectativas, de eso no hay duda.

Los cantantes están allí para entretener, para emocionar y difundir un ambiente festivo que haga balance con el éxtasis deportivo que genera en los fanáticos el juego por el campeonato.

Y de hecho suele ser y fue así. Pero a diferencia de otros años, este show tuvo varias cosas especiales extras.

Entre ellas estuvo un mensaje bastante sutil en pro del homosexualismo con una frase colorida que broto entre cartelones del publico diciendo “di sí al amor”.

Por otro lado, la coreografía de la cantante Beyonce fue como se esperaba, un espectáculo grande con gran cantidad de bailarinas bailando con ella. La diferencia: en esta ocasión, sus bailarinas -todas de raza negra-, portaban orgullosas el look afro, mientras vestían de negro con boina, haciendo referencia a las panteras negras, un grupo extremista afroamericano que luchaba, a su manera, por los derechos de su raza en Norteamérica. Esto sucedió en medio del movimiento #blacklivesmatter, surgido después de varias ejecuciones policiales grabadas en video que mostraban un claro abuso de autoridad y de fuerza letal en contra de afroamericanos que lucían desarmados.

Inclusive sus bailarinas fueron más allá del simple espectáculo, posteando videos con su puño levantado y con el mensaje “Justicia para Mario Woods”, uno de los tantos abatidos por la policía.

Y finalmente, la participación de la orquesta venezolana YOLA y Gustavo Dudamel, tocando al lado de la banda Irlandesa Coldplay, como para enviar un mensaje en pro de la inmigración, en particular, de la latina, tan difamada últimamente por celebridades como Donald Trump.

Así es, para muchos esto no fue un simple espectáculo. Fue una oportunidad de protestar, de afirmar valores y de llevar un mensaje positivo, o de reto en el caso de Beyonce, en medio de tanta negatividad, en un evento de tan alto perfil como el súper tazón.