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Sucedió lo inevitable. Trump, a pesar del repudio de muchos, se convirtió en el candidato republicano oficial para la presidencia de EE.UU.

Y aun en la noche de la convención republicana, siguió dando de qué hablar -en el lado negativo, claro.

Aunque en esta ocasión fue indirectamente. Su esposa Melania Trump, ex modelo, dio un buen discurso, el cual hubiese podido ser calificado como inspirador si no se hubiese descubierto que varias líneas fueron copiadas de un discurso dicho previamente por Michelle Obama.

Varias frases, inclusive fueron copiadas textualmente.

Para ser justos, la esposa del magnate no escribió su discurso. Como es común en la política, alguien lo hizo por ella. Aunque en esta ocasión, ese alguien posiblemente lo hizo para sabotear a Trump o simplemente para reírse de este y su esposa.

Aun hoy en día, el poco habilidoso en la política y bizarramente carismático Trump, sigue siendo considerado para muchos como broma.

Pero la verdad sea dicha. Trump, quien ha sido capaz de ganar el favor de su partido, dista mucho de ser una broma. El magnate luce ahora como una terrible posibilidad en el cosmos político.

Aquel que dijo que ‘la realidad es más extraña que la ficción’, posiblemente estaba pensando en sucesos como este.

Por el otro lado, tenemos a una Hillary Clinton neoliberal que lejos de ser impugnada como candidata demócrata por su falta de criterio al usar su correo regular para asuntos confidenciales; es ahora la contrincante de Trump.

Muchos no estamos contentos con ninguna de las dos opciones. Y aunque tenemos otras opciones como Gary Johnson, el candidato por el partido libertario, o Jill Stein, por el partido verde, muy pocos conocemos su existencia. Es más, apenas me enteré yo mismo hace un par de días.

Casos como este distan de ser poco preocupantes. ¿Será que habrá luz al final del abismo?