Los signos se cargan constantemente de nuevos significados. De los pictogramas de las cavernas y rocas al lenguaje escrito se ha recorrido un gran camino para dar precisión a lo que queremos decir.
La palabra escrita, aún con todos los riesgos, es la forma más precisa de comunicarnos: de explicar, imaginar, discutir, proponer-
Su práctica ha permitido a las culturas producir una serie de textos para registrar su historia, y la historia de su imaginación, la literatura.
Como cualquier oficio, las personas que han practicado un poco más el lenguaje han desarrollado más habilidades para usarlo con eficiencia.
De los papiros y tablillas de barro a las computadoras, el trabajo de Tlacuilos (hacedores de códice) y escritores se ha facilitado por los avances técnicos.
La caligrafía y mecanografía eran habilidades necesarias para los escritores del siglo XX. Esta habilidad implicaba hacer borradores y tener siempre a la mano un buen diccionario. La computadora, con la corrección casi simultánea de los textos, ha simplificado ese procedimiento con el famoso “spell check”.
Incluso, los últimos avances permiten que el usuario dicte su texto y la computadora traduzca en palabras escritas el mensaje (Siri).
Pero a la par de todos estos avances se ha dado una cierta “involución” en el lenguaje, una regresión.
Las abreviaturas primero (LOL) y luego los “stickers” (figuritas que necesitan un solo tecleado) han creado cierta holgazanería en el lenguaje.
Con caritas sonrientes o enojadas, con corazones y manos, los usuarios crean expresiones que sustituyen las palabras.
Pero lo que en un primer momento ahorra palabras, en otro momento va generando un empobrecimiento del idioma e introduciendo una ambigüedad y superficialidad en las nuevas formas de comunicarse.
Las aplicaciones y programas de las computadoras y teléfonos inteligentes permiten reforzar los mensajes con palabras e imágenes para ser más precisos. Pero a este esfuerzo de precisión se suele responder con una carita sonriente o con una mano con un dedo pulgar levantado, como signo de aprobación.
¿Qué quiso decir con esto del receptor del mensaje?
¿Entendió realmente el contenido del mensaje?
Quizá los íconos tengan el papel de reforzar un mensaje escrito y reducir la polisemia, los malentendidos. Pero entonces estamos hablando no de un sustituto, sino de un signo complementario de las palabras.
Los inventos en la comunicación deberían servir para comunicarnos mejor.
José Fuentes-Salinas
Editor de Impacto USA
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