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Estaba revisando el tema de la película “Transcendence” que se estrena este fin de semana. Se trata de esa discusión que solo se ha refinado sobre ¿qué tanta tecnología necesitamos para ser felices? O ¿qué tanto “endiosarnos” con la tecnología nos hace menos libres?

La verdad es que el uso “irreflexivo” de la tecnología nos deshumaniza, mientras que un uso más racional nos multiplica nuestras cualidades humanas: la sensibilidad, la comprensión, el disfrute del arte-

Mis reflexiones al respecto pasan por distintos temas:

LA HIPERESTIMULACION

En este tiempo de exceso de estímulos, el silencio es lo más preciado. Unos ya se han dado cuenta de ello y venden “sesiones de silencio vigilado”.

Hay varios paquetes de silencio: con aromas de sándalo, con burbujas y sales minerales, con decoraciones sofisticadas, con ejercicios de Yoga o religiosos.

Yo, que al fin puedo escuchar a Bach o a Vivaldi cuando yo quiera, he aprendido a apreciar un momento de silencio en el jardín, sin otra cosa que el ruido de insectos.

LA CONVIVENCIA PACIFICA

Lo nuevo y lo viejo pueden convivir. La nueva tecnología puede convivir con las viejas herramientas para interactuar con el mundo. La lectura de un cuento infantil a la hora de dormir puede convivir con el iPad. La conversación cara a cara puede convivir con los telegramas de Facebook. No es para que se peleen. Se pueden ayudar. El cuadernito desechable, el diario de pasta de piel- Y ahora esa cajita electrónica que guarda ideas sueltas, fotos, sombras de árboles, luces del día, momentos felices- Todo puede convivir. Pero hay que aprender a hacer un balance.

LOS “UPGRADES”

Las mejoras tecnológicas, los “upgrades” son una forma permanente de hacer dinero con los “juguetes tecnológicos”.

Te ofrecen “upgrades” para que el teléfono aprenda a escribir lo que le dices y para que localice el hospital más cercano, por si acaso. A las computadores les hacen “upgrades” para que piensen más rápido y entiendan mejor tus dudas y necesidades.

¿No podríamos hacer “upgrades” a las parejas y a los amigos?

¿Podríamos hacer “upgrades” a nuestras emociones y nuestro entendimiento?

¿No nos podrían poner más corazón y cerebro cuando sintamos que nuestro mundo se hace más chico y nos preocupan los problemas pequeños?