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SEAMOS claros: las grandes ideas y grandes personalidades políticas son el resultado de la acumulación de experiencias que se ponen a prueba en ciertos momentos decisivos.

AUNQUE también hay lugar para los accidentes de la historia, lo cierto es que tener un mejor liderazgo en la política refleja en mucho la forma en que una comunidad ha avanzado en la discusión y afianzamiento de su agenda política.

ESTA semana parecía que dos figuras latinas accedían a altos puestos de poder en Long Beach y Los Angeles.

EN LONG BEACH, el candidato Robert García ganó el puesto de alcalde, el primer alcalde homosexual y latino en la historia de esta ciudad.

EN LOS ANGELES, la exsecretaria de Trabajo Hilda Solís ganó el puesto en la Junta de Supervisores del condado de Los Ángeles, para reemplazar a la también hispana Gloria Molina.

LO QUE nos dicen estos hechos, por un lado, es que entre la población en general, la condición sexual ya no es un factor tan determinante para ocupar puestos de elección. La figura del alcalde, como se sabe, es más la de un motivador político que puede convocar a las mejores voluntades a nivel local, estatal y federal para que las cosas funcionen bien para todos en una ciudad. Aunque muchos identifican esta figura como un “arregla baches” o un “creador de empleos”, lo cierto es que su poder apunta más hacia el poder de convocatoria que tenga. En ese sentido, García podría hacer mucho.

POR EL otro lado, la exsecretaria de Trabajo será nuevamente el único miembro hispano de la Junta de Supervisores del condado y la única mujer.

LA NUEVA supervisora de 56 años, fue parte de la Administración de Barack Obama como secretaria de Trabajo entre 2009 y 2013. Aunque el mérito de ser la primera latina en su gabinete es algo honroso, no queda muy claro que hizo diferente en aquel puesto, en un momento en que los trabajadores norteamericanos se sometían a las duras pruebas de la economía en crisis. Hoy se sabe que Wall Street se recuperó, que la industria del automóvil fue salvada y los dueños del capital tienen ganancias extraordinarias. Pero los trabajadores están más estresados, son más productivos, pero ganan menos y las tarjetas de crédito es una muleta en la que se apoyan cada vez más.

AHORA con su papel de supervisora, Hilda Solís representará a dos millones de personas, 72% de origen latino. Ha sido congresista, senadora y Secretaria del Trabajo. Da gusto que sea latina, que sea mujer, y, acaso, representa la acumulación de poder que ambas condiciones representan. Lo que falta es saber cómo usará esas experiencias para que los trabajadores angelinos tengan una vida de más calidad.

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