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En ambos lados de un conflicto ocurre.

Los mensajes ideológicos pueden ser decifrados erróneamente por mentes “borderline”.

Por eso, quienes toman un micrófono y abren la boca, deben tener en mente no solo sus “raitings” y sus puntajes en las encuestas, deben ser responsables de que allá afuera hay quienes pueden interpretarlos de la peor manera: como una convalidación de sus fantasías destructivas.

Es por eso que no todos los que pueden hacer un show en la televisión, también pueden ser líderes políticos.

Es por eso que también aún las manifestaciones de protesta más legítimas deben ser dirigidas y coordinadas por quienes sepan moderar y dar forma civilizada a la exposición de los agravios.

En el asesinato de los policías en Dallas es claro que alguien no estaba decifrando bien el mensaje de protesta contra la brutalidad policiaca: no se trata de eliminar al contrario, como decía el Dr. Martin Luther King Jr., sino de hacerlo entender sobre lo inadecuado de su comportamiento.

Tristemente, este nuevo evento solo se agrega a otros ocurridos recientemente, incluyendo aquellos en los que han sido las víctimas la comunidad gai y los afroamericanos.

Y mientras que la gran audiencia consumidora de noticias esperaba que los líderes políticos y morales del país dieran un poco más de interpretación y directriz, ellos y ellas solo se cuidan de que no vayan a decir algo políticamente incorrecto.