EPISTEMOLOGIA Y POLITICA.- Es molesta la demagogia por lo que tiene de engaño, por lo que tiene de manipulación, por lo que nos aleja de la realidad.
¿Pero cómo es que esta ocurre, haciendo que muchas personas crean lo que no es?
Tome nota:
Los demagogos usan el discurso anecdótico en una forma en que abra la parte hormonal de la audiencia: el miedo, las ansiedades persecutorias, el chauvinismo-
“los inmigrantes están destruyendo nuestro país”
“este gobierno es débil y no nos protege”
“se están burlando de nosotros”
Para probar estas aseveraciones, los demagogos no tienen que consultar a los científicos sociales, las estadísticas, no tienen que hacer análisis económicos y sociales- Basta con que muestren a dos o tres madres que perdieron a sus hijos por criminales que eran inmigrantes, para que el demagogo diga que “los inmigrantes son criminales”, aunque hay algunos que no lo son.
Para descalificar al actual gobierno, que es producto de una larga historia y es el que más gasta en defensa, el demagogo escoge algunos cuantos hechos para probar su punto de vista y los dramatiza.
Además del uso selectivo de anécdotas (hay inmigrantes indocumentadas que perdieron a sus hijos defendiendo el país) el demagogo usa recursos de bravuconería (bullying) para evitar la discusión más reflexiva. Esto incluso los usa con los medios que se atreven a cuestionar sus puntos de vista, cuando van perdiendo en las encuestas.
En el pasado Siglo XX, los grandes demagogos usaban a menudo sus cargos militares para intimidar a sus opositores.
En el Siglo XXI, las formas de la propaganda se ven más atenuadas por los filtros que establecen los centros de investigación (Think Tanks) y por una red cada vez más compleja de información.
El mejor recurso que tiene el ciudadano se deriva de un uso más eficiente y diverso de sus fuentes de información, y de la participación de un mayor número de “líderes de opinión” del mundo académico, quienes analizan los hechos de una manera menos partidista y más abarcadora. A ellos no les importa tanto apoyar una agenda política tanto como tener el respeto de la comunidad de científicos sociales del mundo académico.
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