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SALUD: Catherine Cortez-Masto, primera senadora latina, alerta sobre consecuencias de la derogación de ACA

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Washington, 5 may (EFEUSA).- Catherine Cortez-Masto se convirtió en enero en la primera senadora latina del Congreso, un logro que también se ha tornado en una gran responsabilidad, especialmente para “defender los intereses” de los ciudadanos de las promesas del nuevo presidente, Donald Trump.

Unas horas después de que los republicanos de la Cámara de Representantes lograsen aprobar la tan prometida derogación de la ley sanitaria del expresidente Barack Obama, la senadora por Nevada dijo en entrevista con Efe que eso tendrá un “impacto devastador”.

“Han votado más de sesenta veces para tumbar la ley sanitaria y continúan por el mismo camino”, dice en alusión a los conservadores, que hicieron de la reforma conocida como Obamacare su principal objetivo a batir desde el momento de su implantación, en 2010.

“Pero su plan le quitaría la cobertura médica a 24 millones de estadounidenses”, advierte la legisladora, quien teme especialmente por las consecuencias que esto podría tener en las comunidades rurales y las zonas más empobrecidas, aunque ella jugará su parte en oponerse al texto cuando pase a ser debatido en el Senado.

Demócrata y de orígenes mexicanos, Cortez-Masto aterrizó el pasado enero en Washington, al tiempo que el nuevo mandatario, y advierte de que su objetivo de cumplir promesas electorales, como acabar con la ley de salud, solo causará daño al país.

“Te diré lo que es lamentable sobre los primeros cien días de esta Administración, y es que se ha dedicado a intentar implementar las promesas de campaña que no hacen más que daño al país, en vez de encontrar soluciones a los problemas que nos enfrentamos”, aseveró.

“Deberíamos estar haciendo crecer nuestra economía, deberíamos estar creando puestos de trabajo y buscando cómo lograr una seguridad económica para todos”, insistió la senadora, quien forma parte de ese escaso 19 % de mujeres legisladoras que hay en el Capitolio estadounidense.

Y es que además de emplear sus esfuerzos en bloquear la agenda política del multimillonario desde el Senado, Cortez-Masto está especialmente volcada en mejorar las condiciones económicas de su electorado, y pone como ejemplo el caso de una vecina de Nevada, madre trabajadora latina, con dos hijas que necesitan cuidados especiales.

“Cuando le pregunté qué podía hacer por ella desde el Senado, me dijo que ayudar a incrementar un poco su nómina, para poder tan solo pasar más tiempo con sus hijas”, relató la legisladora en alusión a los 7,25 dólares la hora con los que se paga un sueldo mínimo por ley en EE.UU. desde 2009, aunque algunos estados, como el suyo, han hechos algunas subidas.

“Si uno gana el salario mínimo en este país, vive en la pobreza”, alertó la senadora, al insistir en lo elevado de los gastos básicos de una unidad familiar, como los educativos y sanitarios.

Representando a un estado con un gran porcentaje de población inmigrante, especialmente mexicana, como sus abuelos, se opone con firmeza a los intentos de Trump de crear un muro en la frontera sur o una fuerza de deportación masiva.

Junto a los otros 47 senadores demócratas, Cortez-Masto obligó a que Trump desistiera de sus demandas para obtener fondos federales para la construcción del muro en el presupuesto que desde hoy financiará el Gobierno hasta septiembre, y está convencida de que volverán a lograr frenarlo en el próximo presupuesto.

“Creo que muchos de nosotros continuamos trabajando para presionar contra esta Administración cuando sigue emitiendo órdenes ejecutivas e intentando gastar una cantidad ridícula de dinero en un muro que no sirve para nada”, dijo en referencia al trabajo de su bancada y también a los proyectos bipartidistas que pretenden proteger a ciertos sectores inmigrantes.

Entre otras cosas, Cortez-Masto subrayó cómo muchos de sus colegas han levantado la voz contra las redadas que los agentes de inmigración están llevando a cabo en “lugares sensibles”, como iglesias o escuelas, o aprovechando las denuncias por malos tratos para detener y enviar de vuelta a sus países de origen a las mujeres indocumentadas que han sido objeto de abusos.

“He trabajado durante toda mi carrera en prevenir la violencia doméstica, y quiero que las mujeres puedan avanzar y lograr que sus victimarios paguen por lo que han hecho. (…) Para eso se tienen que sentir seguras y no ayuda que haya agentes que vayan a los tribunales a detener a mujeres que han sido víctimas. Ese es también un lugar sensible”, argumenta. EFEUSA