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 El presidente de Bolivia, Evo Morales (c), junto al ministro de Defensa Walker San Miguel (i), muestra a dos 'Ekekos', el dios andino de la abundancia, que le fueron regalados por los artesanos de la feria de miniaturas de Alasitas, en la región andina del país, que se inaugura el miércoles 24 de enero 2007, en la capital La Paz. Alasita es una tradicional exposición de miniaturas elaboradas por artesanos que con sus figuras, representan todos los bienes y servicios que la población desea obtener durante el año con el favor del Ekeko. Los billetes, tanto bolivianos como extranjeros, junto a las casas y vehículos, son los más apetecidos por los creyentes.
El presidente de Bolivia, Evo Morales (c), junto al ministro de Defensa Walker San Miguel (i), muestra a dos ‘Ekekos’, el dios andino de la abundancia, que le fueron regalados por los artesanos de la feria de miniaturas de Alasitas, en la región andina del país, que se inaugura el miércoles 24 de enero 2007, en la capital La Paz. Alasita es una tradicional exposición de miniaturas elaboradas por artesanos que con sus figuras, representan todos los bienes y servicios que la población desea obtener durante el año con el favor del Ekeko. Los billetes, tanto bolivianos como extranjeros, junto a las casas y vehículos, son los más apetecidos por los creyentes.
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Sao Paulo, 24 ene (EFE).- La comunidad boliviana en Sao Paulo, la que más ha crecido en los últimos años en la mayor ciudad brasileña, celebró hoy en medio de un fuerte calor y con tradicionales ofrendas la Fiesta de Alasitas, en homenaje a Ekeko, el dios de la abundancia.

La celebración que desde hace 14 años tiene lugar en Sao Paulo realizó por segunda vez su edición en la plazoleta “Cívica” del Memorial de América Latina, un complejo cultural proyectado por el fallecido arquitecto Oscar Niemeyer.

Según los organizadores, unas 25.000 personas, en su mayoría inmigrantes del país andino, acudieron a la fiesta, que antes tenía como epicentro la Praça da Kantuta, en el céntrico barrio de Parí, un parque que todos los domingo recibe a la comunidad boliviana.

El número superó los 20.000 asistentes del año pasado y pudo ser mayor si la fecha conmemorativa hubiera caído este año un sábado o un domingo, pues “muchas personas querían venir, traer a sus familias, pero no pueden dejar su trabajo”, contó a Efe el comerciante boliviano Élder Cruz.

El Centro de Apoyo al Imigrante (Cami) y la Asociación Cultural y Gastronómica Boliviana Padre Bento (ACGBPB) ofrecieron una programación artística con danzas folclóricas, grupos musicales, festival gastronómico y feria artesanal.

No podía tampoco faltar el tradicional culto al dios indio Ekeko, que según las creencias hace realidad los sueños de quien ofrenda al mediodía del 24 de enero de cada año.

Centenas de personas, bajo el intenso sol, hicieron largas filas en las carpas en las que los curanderos “vatiri” bendecían las ofrendas, formadas con réplicas en miniaturas de los deseos de los oferentes, como automóviles, casitas, copias de dinero y monedas, pasaportes, diplomas y otros objetos.

“Es una tradición muy arraigada en todo Bolivia, principalmente en La Paz, y que continúa con todos los que llegamos a un país extranjero y que pasamos esto a nuestros hijos, muchos ya de ellos brasileños”, contó a Efe Freddy Carrillo, de la ACGBPB y uno de los responsables de la programación artística.

La mezcla de sincretismo, religiosidad, mística, música, gastronomía y arte también convocó a turistas curiosos de otras nacionalidades y a los brasileños, como la pedagoga Ilsa Campagna, para quien este tipo de manifestaciones culturales “aproxima más al país con la realidad de los inmigrantes”.

“Es convivir un poco y conocer al vecino, porque los bolivianos no son extraños, son parte ya de la vida y de una realidad como la de Sao Paulo”, ciudad que celebra mañana 460 años marcados por el legado de los inmigrantes de diferentes nacionalidades, destacó Campagna. EFE