Históricamente en el siglo XVI fue Portugal quien estableció una explotación de recursos en la cuenca del río Senegal. Posteriormente, entre el XVII y el XVIII, surgieron diversas disputas por la posesión de ese territorio entre ingleses, holandeses y franceses, siendo Francia quien lo incorporó a sus colonias del África Occidental.
El país se convirtió en la sede del Gobierno General del África Occidental francés en 1902, cuya capital fue trasladada de Saint Louis a Dakar y, en 1958, Senegal se convirtió en República Autónoma dentro de la Comunidad Francesa formando, en 1959, junto con el Sudán francés y Malí, una federación, aunque solo tardaron un año más en proclamar su independencia. Concretamente en agosto de 1960, cuando fue elegido su primer Presidente, el socialista, Léopold Sedar Senghor.
Entre los años 1982 a 1989 existió la Confederación de Senegambia, que vio la fusión de las fuerzas armadas y ciertas instituciones políticas de Senegal y Gambia, sin perder sus respectivas soberanías. Gambia es un país largo y estrecho que está en medio de Senegal.
En la actualidad, el país es una República semipresidencialista y uno de los de mayor estabilidad política en todo el continente.
La Agencia Efe entrevista a su Ministro de Turismo y Transporte Aéreo, Oumar Gueye, quien nos descubre algunas claves de su potencial turístico: “El Gobierno, y concretamente el Presidente de Senegal, Macky Sall, ha tomado decisiones muy importantes para que el turismo sea un factor de desarrollo para nuestro país y que, después de la agricultura, sea el segundo elemento que va a privilegiar al PIB (Productor Interior Bruto) de Senegal, así como que se convierta en un factor para la creación de empleos”.
Senegal ha saltado hace unos años a la atención pública merced al rally que lleva el nombre de su capital: Dakar. Aunque por cuestiones que no tienen nada que ver con el país, sino con la zona que atraviesa la carrera, se ha venido celebrando en las últimas ediciones por varios países de Latinoamérica. Pero este país es mucho más.
MAGNÍFICAS PLAYAS.
Bañadas por el océano Atlántico, sus playas son de arena blanca fina y sus innumerables pueblitos, con sus inconfundibles barcas coloreadas, hacen al visitante que su imaginación se desborde y le transporte hasta los cuentos de las mil y una noches.
Una de las más destacadas del país es Saly, de arena fina y con cocoteros a lo caribeño, que cuenta también con un balneario y donde se puede practicar, entre otras actividades lúdicas, la pesca deportiva y el golf.
Otra zona fantástica para pasar unos días es Cap Skirring, playa muy grande tamizada de un bosque natural, donde se puede practicar la mayor parte de los deportes acuáticos como el “snorkel” y, por supuesto, el baño.
Otras buenas elecciones para disfrutar de la playa es Carabane, en el extremo sur del país, en el estuario del río Casamance. Con solo 57 kilómetros cuadrados, está llena da manglares. Otros destinos interesantes son la Isla de Ngor, un punto de referencia turística en la época estival, y Saint Louis.
Es, precisamente, por sus playas y sus arenas finísimas, por lo que al país se le conoce como “el Caribe de África”, al respeto el Ministro de Turismo comenta a Efe: “Pensamos que es correcto calificar a Senegal como “el Caribe africano” porque tenemos muchos tipos de turismo. Una oferta global, pero también contamos con balnearios, existen varios Parques Naturales de aves y , si a eso le añadimos los nuevos proyectos que augura nuestro máximo mandatario, la perspectiva es muy optimista. Por ejemplo, este año nuestro Presidente ha presidido la apertura del nuevo complejo turístico en la localidad de Saly”.
TURISMO DE NATURALEZA.
Con respecto a sus Parques Naturales, como indica el señor Oumar Gueye, el país cuenta con un ocho por ciento del territorio nacional catalogado como parques y reservas naturales, destacando entre ellos: el Parque Nacional de Niokolo-Koba, al este del país; el Parque Nacional de las aves de Djoudj; el Parque Nacional de Langue de Barbarie, en la región de Saint-Louis; el Parque Nacional de las Islas de la Magdalena en Dakar y el Parque Nacional del delta de Saloum en la zona sur.
Pero también posee reservas naturales que, aunque son de menor entidad, le dan un marcado carácter ecologista a esta nación. Entre ellos están la Reserva Natural de Popenguine, la Reserva de Bandia o el espacio marino protegido de Bamboung.
Hacer un recorrido por los ríos Saloum o Casamance, es introducirse en una zona semivirgen en la que al viajero le sorprenderá las lagunas, los arroyos y manglares que aparecen a la vista, así como un lago de color.
El denominado Lago Rosa está al norte de la capital, Dakar, y es muy grande y poco profundo, colocado en medio de un gran bosque de boababs, con unas aguas de una salinidad que recuerdan al mar Muerto de Oriente Medio.
DAKAR Y GOREE.
La isla de Gorée, a tres kilómetros de Dakar, es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1978 y fue un importante enclave donde el principal negocio era el comercio de esclavos. Por su reducido tamaño por ella no circulan vehículos a motor y la mayoría de sus habitantes son pescadores, artesanos o comerciantes ya que las fuentes de riqueza de esta isla son la pesca y el turismo.
En ella se visita, fundamentalmente, La Casa de los Esclavos, un museo que muestra los restos de la barbarie y que tiene en su parte superior la zona de los señores europeos, con todo el lujo que era posible en aquella época, y en la parte inferior donde estaban los prisioneros.
Una de las zonas más conmovedoras de esta mansión antigua es la denominada “puerta del viaje sin retorno”, que da a las aguas del Atlántico y a través de la cual se intuye cómo lo pasaron millares de esclavos hasta que se suprimió esta práctica, en 1848.
Por otra parte, Dakar es una ciudad de más de dos millones de habitantes, que forma el contraste con la tranquilidad de sus playas y sus islas. En sus mercados y su medina, las calles estrechas, los puestos de alimentos y la gran variedad de productos, harán que el visitante no quede indiferente-. además ofrecer una música especial.
Como país de mayoría musulmana que es, no se debe dejar de visitar la Gran Mezquita de Dakar y pasear por sus alrededores donde, a buen seguro, los vendedores ambulantes le seducirán con alguna artesanía local. No olvide que se puede regatear.
UN PAÍS CON AFÁN TURÍSTICO.
Con estos ingredientes, Senegal quiere convertirse en los próximos años en un referente
del turismo africano, como agrega Oumar Gueye: “Nuestro marco de desarrollo turístico, con unas promociones en que tendrán cabida las inversiones, tanto públicas como privadas, se va a enfocar en tres bellos lugares donde se construirán hoteles amplios, modernos y atractivos para responder a la demanda que el turismo internacional nos está empezando a exigir. A esto hay que añadir la construcción de un nuevo aeropuerto que será muy moderno y con mucha mayor capacidad que el actual”.
El máximo mandatario en este campo, a la pregunta de ¿cómo ve el potencial turístico de los países europeos de su entorno hacia su país?, concluye: “En relación con los visitantes que tenemos en la actualidad, la mitad del turismo que recibimos proviene de Europa y, mayoritariamente, son franceses. Debemos afianzar esas visitas que llegan de Francia, pero también tenemos que abrir nuevos mercados, como es España, que tiene una gran potencialidad u Holanda, porque el nuestro es un país muy económico para esos turistas del norte de Europa. Por ejemplo, este año 2014 pretendemos que el número de turistas de ese último país se multiplique por diez”.
En definitiva, en palabras del ministro de Turismo senegalés, el país tiene “casi todo para ser un punto de destino turístico mundial. Por nuestras gentes, nuestros paisajes, la gran estabilidad política de la que disfrutamos, difícil de encontrar en otros puntos del continente y, ahora, con las infraestructuras que vamos a promover”.
EFE/REPORTAJES.
