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Lisboa, barrio de Alfama Vista del viejo barrio árabe de Alfama, el más antiguo de Lisboa.
Lisboa, barrio de Alfama Vista del viejo barrio árabe de Alfama, el más antiguo de Lisboa.
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Lisboa, 12 jun (EFE).- Miles de personas toman las “ruas” de Lisboa para celebrar a ritmo de bailes tradicionales, sangría y sardinas asadas las fiestas de San Antonio, el santo paisano y casamentero que además bendice hoy a dieciséis nuevos matrimonios.

La ciudad se convierte durante este mes en el escenario de unas celebraciones que hacen honor a aquella definición de Lisboa del fallecido Gabriel García-Márquez como “la aldea más grande del mundo”.

En unas fiestas populares poco normales para la capital de un país, las calles se llenan de barbacoas improvisadas, de guirnaldas, de bandas de música y, sobre todo, de la “reina” del paladar portugués, la sardina asada, un pescado que inunda con su embriagador olor los barrios más tradicionales de la ciudad.

El centro de la fiesta es el barrio de Alfama, donde Cristina Ribeiro, de 66 años, regenta uno de los cientos de puestos de comida donde los portugueses preparan este pescado a la parrilla.

“Tenemos guardados 30 kilos de sardinas para vender sólo en la noche de hoy”, comenta a Efe sonriente Ribeiro mientras da la vuelta a un espeto de sardinas en su humeante barbacoa.

Aunque nació en la localidad norteña de Povoa de Varzim, Cristina se considera lisboeta de adopción porque vive en la capital desde hace mucho tiempo y regenta el puesto callejero desde hace más de veinte años.

Otras zonas como Bica, Graça o Bairro Alto también se convierten en una improvisada barbacoa urbana, en la que los lisboetas devoran el “pescado de los pobres” acompañado del tradicional “pan saloio”, una combinación que cuesta entorno a un euro y medio la unidad.

“Hay un ambiente muy divertido y es un pescado que está buenísimo”, comenta a Efe Cliff, un estadounidense de 22 años que realiza un viaje por Europa con sus amigos y que engulle un espeto de sardinas como si fuera el último.

“Es posible que sea la primera sardina que como en mi vida”, explica entre risas el americano, y dice que en su estado Kansas, en el Medio Oeste de EEUU, se come principalmente carne y el pescado pasa a un segundo plano.

Además de las celebraciones callejeras, que se extienden a lo largo del mes, dos son los principales eventos que tienen lugar hoy en la víspera del día del santo -el día 13 de junio-, fecha en la que murió el lisboeta San Antonio en la localidad italiana de Padua en 1213.

Por un lado, el Ayuntamiento de Lisboa y la Catedral de A Sé celebraron dieciséis bodas -once religiosas y cinco civiles- en una tradición con cerca de 45 años de antigüedad y que comenzó en 1958 con el objetivo de ayudar a los jóvenes de las familias más necesitadas de Lisboa.

Los novios recibían gratuitamente electrodomésticos y muebles.

La tradición fue interrumpida en 1974 tras la Revolución de los Claveles y volvió a celebrarse a partir de 1997 por iniciativa del Ayuntamiento de la ciudad.

El segundo gran evento es el concurso de Marchas Populares en la Avenida da Liberdade, una competición en la que los veinte barrios lisboetas participan con el objetivo de que sus representantes sean elegidos como la mejor comparsa del desfile.

Cada una de las marchas tiene una temática diferente y son evaluadas por un jurado que juzga su coreografía, vestimenta y música.

La expectación ante el concurso es tal que cuatro horas antes de su inicio ya había algunos lusos ocupando las gradas que el ayuntamiento ha instalado para que los ciudadanos puedan disfrutar de la competición.

“Nos hemos venido antes porque el año pasado ya nos tocó estar todo el concurso de pie y acabamos muy cansados, señala a Efe Rui, un lisboeta que guarda cuatro asientos con su mujer y sus dos hijos, en una de las gradas de la Avenida Liberdade.

“Este año lo vemos sentados y hemos traído provisiones”, sentencia el lisboeta mientras muestra una mochila llena de bocadillos y de refrescos. EFE